descompensar por completo un ecosistema y acabar provocando daños irreparables. Esto es lo que puede provocar el llamado ‘ganso del Nilo’, cuyo nombre deja claro que su presencia en Pontevedra es, cuando menos, preocupante.
La Consellería de Medio Ambiente de la Xunta de Galicia ha decidido ponerse manos a la obra para capturar y retirar estas aves de los humedales de la provincia ya que, además de la problemática derivada de una especie invasora, preocupa el hecho de que se trata de una especie transmisora de enfermedades víricas como el virus de la gripe aviar o el virus del Nilo Occidental.
Estos gansos exóticos llevan años reproduciéndose en zonas del Río Gafos en la ciudad de Pontevedra. Son agresivos con otras aves propias del entorno por lo que la amenaza para la biodiversidad es evidente, aunque es el riesgo vírico el que ha desatado ahora todas las alertas.
Personal especializado es el encargado de recorrer la zona de mayor población para tratar de capturarlos con redes y lazos. Tareas supervisadas por los técnicos de la Consellería de Medio Ambiente, que intentan retirar a cada ejemplar que se localiza suelto y también localizar a grupos de crías.
Los gansos del Nilo retirados se trasladan a un Centro de Recuperación de Fauna Silvestre, se ponen en cuarentena y se les realiza un control sanitario para determinar si hay presencia de virus.
Hasta ahora, este mismo lunes hemos podido comprobarlo, es habitual ver a los vecinos dando de comer a las diferentes especies de aves que se concentran en estas zonas. Sobrevuelan los jardines y se posan en las barandillas de los edificios próximos. Una situación que ya no resulta extraña para nadie.
Avispas velutinas
En lo que se refiere a especies invasoras, los últimos tiempos Galicia se ha visto profundamente afectada por la llegada de la avispa velutina, por ejemplo, también denominada avispa asiática. Lo peor de la presencia de este insecto son las vidas que ya se ha cobrado debido a un veneno más dañino que el de las «normales».
Por su fuera poco, los apicultores llevan tiempo lamentando el daño que están provocando en sus colmenas. Las avispas y abejas autóctonas se ven afectadas por ellas y también por los venenos y las trampas que a veces se utilizan erróneamente para capturarlas.