Comunidad Valenciana va a empezar a reubicar las estaciones de bombeo que hacen llegar el agua a los lavapiés de las playas como medida de adaptación al cambio climático y a la subida del nivel del mar.
El consejero de Turismo, Francesc Colomer, ha explicado que se trata de una «medida de adaptación« ante el cambio climático y la subida del nivel del mar, que en la Comunidad Valenciana se prevé que sea de entre 21 y 42 centímetros en el siglo XXI. En este sentido, ha recordado que «los problemas derivados del cambio climático son una realidad« y, ante ellos, se debe «adaptar la costa«. La idea es que las nuevas estaciones de bombeo de las playas queden ubicadas en terrenos de titularidad municipal, «en la parte trasera de los arenales«, explica Colomer. En este sentido, el consejero de Turismo ha señalado que esta infraestructura «debe estar a salvo de la erosión« y, por tanto, «no puede estar en dominio público marítimo–terrestre«.
La mayor parte de estas dotaciones están situadas en la zona de dominio público y semienterradas en la arena. Las inundaciones que provocan los fenómenos extremos provocan daños en los sistemas de captación del agua. Una situación cada vez más frecuente, de ahí la necesidad de variar los actuales emplazamientos. Cada estación de bombeo requerirá de un propio proyecto individual, o de nuevo bajo la arena o sobre cota cero.
Los eventos meteorológicos intensos afectan gravemente a las instalaciones eléctricas, motores y cuadros de maniobra, impidiendo su normal funcionamiento, con perjuicios económicos de cuantioso importe. Y además con un período de retorno menor. En paralelo está la falta de servicio para usuarios y turistas.
La financiación correrá a cargo de los fondos de la Unión Europea Next Generation EU a través del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia. En cualquier caso, se requiere de la autorización de los ayuntamientos para el uso de los terrenos.
EL INICIO DE LA RECONVERSIÓN
Según Francesc Colomer, secretario autonómico de Turismo, se trata de «una de las contribuciones que vamos a hacer a la adaptación de los destinos al cambio climático». «Pensamos que se reflexiona mucho sobre esta cuestión pero que ya es momento de dar pasos reales en clave de transformación», indica. Es una apuesta, en palabras de Colomer, «en clara sintonía con los fondos Next Generation».
«La iniciativa tiene como objetivo preservar las infraestructuras para salir del bucle que crean los fenómenos meteorológicos en los últimos años y que suponen una condena permanente de hacer y deshacer», explica. «Es una estrategia ligada a la excelencia y la sostenibilidad», remarca. En definitiva, es el inicio de la reconversión de las playas ante la nueva realidad del calentamiento global. El turismo será uno de los sectores más afectados por la desestacionalización y los daños a las dotaciones en primera línea.