Las hermandades del Cristo de la Caridad, la Santa Cena, el Ecce Homo y la Virgen de los Dolores llenaron de fervor las calles de la capital
Ciudad Real ha vivido este Jueves Santo de 2025 uno de esos días grandes que marcan la Semana Santa local. Desde primeras horas de la tarde, la ciudad se volcó con las procesiones, llenando calles, plazas y balcones con devoción, colgaduras y una atmósfera cofrade que confirma el compromiso de la capital con una de sus tradiciones más queridas. El buen tiempo acompañó durante toda la jornada, facilitando que los recorridos se desarrollasen sin sobresaltos.
El Cristo de la Caridad, novedad y emoción en la residencia de ancianos
Abrió la tarde la Hermandad del Santísimo Cristo de la Caridad, que introdujo este año un importante cambio en su itinerario para acercarse hasta la residencia de mayores de la calle Calatrava. Un gesto que fue ampliamente valorado por vecinos y visitantes. El paso, acompañado por la Agrupación Musical Santo Tomás de Villanueva, realizó un emotivo recorrido por los Jardines del Prado, ofreciendo nuevas estampas para la memoria cofrade de la ciudad.
En esta ocasión, la cofradía procesionó solo con la imagen del Cristo y Longinos, dejando el misterio completo sin salida, lo que permitió una configuración más sobria y centrada en la devoción.
La Santa Cena y la emoción del Dulce Nombre
Le siguió la Hermandad de la Santa Cena, cuyo imponente misterio impresionó al público, dando paso al elegante palio blanco de María Santísima del Dulce Nombre. La cofradía ofreció uno de los momentos más emotivos en la Plaza Mayor con una petalada a la Virgen, seguida de la tradicional parada ante las Hermanas de la Cruz, en la plazuela de Santiago, donde reside la imagen durante todo el año. Las lágrimas entre muchos asistentes fueron testimonio del impacto espiritual del momento.
El Ecce Homo, juventud, fuerza y reconocimiento institucional
La Hermandad del Ecce Homo, también conocida como Vulgo de Pilatos, volvió a destacar por su gran presencia juvenil y un andar marcado, con fuerza y mecida constante. Desde su salida en el guardapasos hasta su llegada a la iglesia de Santiago, la cofradía mantuvo un ritmo vibrante.
Durante su parada en dicho templo, la hermandad hizo entrega de su medalla al presidente de la Diputación, Miguel Ángel Valverde, en un gesto institucional de reconocimiento. Como cada año, el saludo multitudinario en el Camarín de la Virgen del Prado fue uno de los momentos más esperados.
La Virgen de los Dolores cierra con solemnidad la Pasionaria de Santiago
En el cierre del cortejo procesional, el palio azul de la Virgen de los Dolores, una de las imágenes más veneradas de Ciudad Real, fue acompañado por una multitud de devotos. La cofradía, con sede en el barrio del Perchel, puso el broche final a la jornada desde la iglesia de Santiago, con su habitual solemnidad.
Un parón inesperado rompe el ritmo de la carrera oficial
Pese al correcto desarrollo general de la jornada, la organización sufrió un desajuste. Entre la salida de la cofradía de Pilatos de la Plaza Mayor y la de la Virgen de los Dolores, se registró un parón de más de media hora sin cofradías en las calles. Este vacío generó desconcierto entre el público y rompió el ritmo habitual de la carrera oficial, a pesar de que la Santa Cena cumplió estrictamente sus horarios.
Tradición, pasión y pequeños ajustes para mejorar
El Jueves Santo en Ciudad Real cerró con las calles en calma, especialmente en el Perchel, tras el paso del vendaval cofrade. Una jornada intensa, vivida con fervor y marcada por la buena participación ciudadana, el respeto a las tradiciones y también por la certeza de que aún quedan detalles que pulir, especialmente en el coordinado desarrollo de los horarios procesionales.
Lo vivido este Jueves Santo reafirma que Ciudad Real sigue cuidando con mimo lo suyo, honrando la Semana Santa como parte esencial de su identidad cultural y espiritual.