Alertan de un peligroso aditivo en multitud de alimentos con efectos cancerígenos

ntermedia 177 07
ntermedia 177 07

El dióxido de titanio se usa como colorante en confitería, panadería y salsas.

La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) ha publicado un nuevo dictamen científico que actualiza su evaluación previa sobre la seguridad del aditivo alimentario dióxido de titanio (E171), autorizado en la Unión Europea de acuerdo con el Reglamento (CE) Nº 1333/2008.

El panel de expertos sobre aromas y aditivos alimentarios de EFSA concluye en este nuevo dictamen que, tras evaluar todos los estudios y datos científicos disponibles, el dióxido de titanio no puede seguir siendo considerado seguro como aditivo alimentario.

Un elemento clave para llegar a esta conclusión es que no se pudieron descartar problemas de genotoxicidad después del consumo de las partículas que componen este aditivo alimentario. La genotoxicidad es la capacidad de una sustancia química para dañar el ADN, es decir, el material genético de células. Dado que la genotoxicidad puede dar lugar a efectos cancerígenos es fundamental evaluar el posible efecto genotóxico de una sustancia para concluir sobre su seguridad.

Aunque en este caso la evidencia de efectos tóxicos generales no fue concluyente, la genotoxicidad del E171 no pudo ser descartada ni puede fijarse un nivel seguro para la ingesta del aditivo. A pesar de que la absorción de las partículas de dióxido de titanio es baja tras su ingestión oral, éstas pueden acumularse en el organismo.

El dióxido de titanio es una sustancia tecnológica compuesta por nanopartículas, es decir, partículas de muy pequeño tamaño, inferior a 100 nanómetros, que se utiliza como colorante alimentario, principalmente en confitería (golosinas, chicles…), panadería y salsas. También está presente en cosméticos, pinturas y medicamentos.

La seguridad del aditivo alimentario E 171 fue reevaluada por el panel de expertos en aromas y aditivos de la EFSA en 2016 en el marco del Reglamento (UE) Nº 257/2010, como parte del programa de reevaluación sistemática de aditivos alimentarios autorizados en la UE.

La evaluación recién publicada por la Autoridad Europea se ha realizado siguiendo una metodología rigurosa y teniendo en cuenta numerosos estudios ahora disponibles tras la evaluación anterior en 2016, incluidas nuevas pruebas científicas y datos sobre nanopartículas. En concreto, los expertos científicos aplicaron por primera vez las “Orientaciones del Comité Científico de la EFSA sobre nanotecnología de 2018 para la evaluación de la seguridad de los aditivos alimentarios”.

La Unión Europea cuenta con una estricta legislación, común en los 27 Estados miembros que persigue garantizar un elevado nivel de protección de la salud de las personas consumidoras y asegurar el funcionamiento eficaz del mercado interior. El uso de los aditivos alimentarios debe ser siempre seguro sobre la base científica disponible, responder a una necesidad tecnológica, y no inducir a error al consumidor o consumidora.

Asimismo, para garantizar la seguridad de los aditivos alimentarios que se encuentran autorizados, estos son sometidos a un proceso de reevaluación permanente, mediante el que se contrastan los estudios que avalaron su autorización con nueva información disponible y fruto de esa reevaluación, se pueden modificar las condiciones de uso o retirar su autorización.

Tras la publicación de este nuevo dictamen de EFSA, la Comisión Europea y los Estados miembros, con España representada por la AESAN, ya están trabajando para abordar, de manera coordinada y sin demora, las acciones precisas que aseguren que el riesgo identificado se encuentra bajo control para salvaguardar la salud de la población.