Estas yemas dulces se elaboran en la ciudad de Ávila desde hace ya varios siglos y no hay visitante que vaya a la ciudad y que no se lleve una cajita de este dulce manjar artesano. Se llaman así en honor a Santa Teresa de Jesús.
Con solo tres ingredientes, vamos a conseguir un bocado exquisito digno de pastelería. Para nada es una receta complicada, pero sí hemos de coger el punto a la masa para que nos quede densa para bolear sin problemas. Simplemente debemos tener paciencia y no dejar de remover en ningún momento para que no se nos cuajen las claras y obtener así unas yemas que se van a deshacer en la boca al comerlas.
Podemos personalizarlas y aromatizar la masa con ralladura de limón, aunque las tradicionales no lo llevaban. Si nuestras yemas proceden de huevos de la mejor calidad, no les va a hacer falta ningún aromático, pues su sabor ya va a ser espectacular.
Información de la receta
- Tiempo de preparación: 20 minutos
- Tiempo de cocinado: 50 minutos
- Tiempo total: 1 hora y 10 minutos (más el tiempo de reposo)
- Raciones: 12, 12 unidades
- Categoría: repostería
- Tipo de cocina: abulense
- Calorías por ración (kcal): 67
Ingredientes de las yemas de Santa Teresa
- 60 g de agua
- 120 g de azúcar blanco
- 8 yemas de huevo M
- 30 g de azúcar glas
Cómo hacer yemas de Santa Teresa
Ponemos en un cazo 60 gramos de agua junto con 120 gramos de azúcar blanco. Llevamos a fuego medio, hasta alcanzar los 105 ºC. Comprobaremos la temperatura con un termómetro de cocina, aunque si no tenemos, el punto será cuando veamos que el almíbar ha espesado sin coger color.
Mientras tanto, ponemos 8 yemas de huevo M en un bol y las batimos ligeramente, hasta que espumen y blanqueen un poco.
Cuando el almíbar haya alcanzado la temperatura indicada, lo vertemos sobre las yemas, sin dejar de batir para que no cuajen.
Vertemos la mezcla en un cazo limpio y lo llevamos a fuego bajo. Cocinamos sin dejar de remover en ningún momento. Este es un proceso lento, porque puede llevarnos entre 30-45 minutos.
Tenemos que conseguir una masa espesa que se despegue de las paredes del cazo.
Cuando consigamos este punto, pasamos la mezcla de yemas a un recipiente, cubrimos con film transparente a piel para que no haga costra y dejamos enfriar a temperatura ambiente. A continuación, llevamos el recipiente a la nevera al menos durante 4 horas para que la masa coja cuerpo.
Pasado el tiempo de reposo, hacemos porciones de unos 20 gramos y las boleamos. Si la masa se nos pega a las manos, podemos engrasarnos las manos ligeramente con aceite de girasol para no dar sabor a las yemas.
Una vez formadas, rebozamos las yemas en 30 gramos de azúcar glas previamente tamizado y las ponemos en papelitos rizados.
Las conservaremos en la nevera hasta el momento de consumir.
Resumen fácil de preparación
- Preparamos el almíbar hasta que alcance los 105 ºC
- Batimos las yemas hasta que espumen y blanqueen ligeramente
- Vertemos el almíbar sobre las yemas sin dejar de batir
- Calentamos la mezcla mientras la removemos a fuego bajo
- La masa estará lista cuando espese
- Cubrimos la mezcla con film y la refrigeramos
- Hacemos porciones y las boleamos
- Rebozamos en azúcar glas
- Refrigeramos y servimos