operación de lipoescultura en la clínica Galena de Cartagena, Murcia.
La operación, que duró 5 horas y por la que Sara había abonado 5.700 euros, parecía haber salido bien. Solo hacía falta estabilizar a la paciente que había perdido líquido y sangre, según informó el cirujano a la familia. Sin embargo, Sara empeoró y fue ingresada en situación de extrema gravedad con un shock hipovolémico hasta que, 29 días después, falleció.
Desde el momento en el que Sara ingresó, la familia presentó una denuncia en la que se instaba a la Fiscalía a que tanto el médico como el anestesista aportasen toda la documentación necesaria para acreditar su formación profesional, así como muestras biológicas para el análisis toxicológico por posible consumo de drogas.
Tras la confirmación de la autopsia de que Sara murió por un fallo multiorgánico irreversible a causa de la lipoescultura, la familia denunció por homicidio imprudente al médico, que estaba citado este martes en los juzgados de Cartagena a las 10.00 horas y que no se ha presentado a declarar.
No consta la diligencia policial que corrobora que la citación para la declaración del médico fue entregada en tiempo y forma, por lo que la ausencia podría deberse a esto, según informa Ignacio Martínez, el abogado de la familia de la paciente.
Las claves de su muerte
El fallecimiento de la joven se ha producido como consecuencia de múltiples perforaciones y lesiones en el riñón, hígado, duodeno, colon y en el intestino.
Unas lesiones que provocaron a la joven peritonitis fecaloidea y biliar, necrosis isquémica de colon ascendente, múltiples perforaciones intestinales, perforación duodenal, necrosis de pared abdominal, laceraciones hepáticas, absceso retroperitoneal y evisceración contenida.
Traumatismos «más propios del resultado de una reyerta con arma blanca», según el abogado.
Le habían desaconsejado la operación
Sara se había sometido a otra intervención hacía poco, una abdominoplastia, por lo que la mayoría de los cirujanos le habían recomendado no realizarse de forma tan seguida otra operación estética.
Además, el cirujano que finalmente se la realizó y que está acusado de homicidio imprudente estaba especializado en cirugía vascular, no en cirugía estética.
Comenzó la carrera de Medicina en Chile, continuó en Murcia y terminó en Nápoles, Italia. Recientemente, había obtenido el máster en medicina estética y antienvejecimiento por la Universidad Complutense de Madrid, pero no la especialidad MIR.
El cirujano no acude a declarar
El testimonio que tenía que ofrecer hoy el médico en los Juzgados de Cartagena, en los que no se ha presentado, era clave para ver qué decidía el juzgado de Instrucción número 2 de Cartagena sobre las medidas cautelares.
El abogado de la familia ha pedido que se adopten medidas cautelares contra el cirujano, como apartarlo del ejercicio de la Medicina y retirarle el pasaporte para evitar que pueda huir de la Justicia, al ser nacional de un país sudamericano.
Ezequiel Nicolás, portavoz de la familia, ha indicado que él mismo, como padre del hijo menor de la fallecida, se personará en el próximo juicio. «Quiero que todos –los responsables– se sienten en el banquillo a declarar».
¿Intrusismo profesional?
El hermano de Sara ha abierto una petición en la página change.org para que casos como este no vuelvan a ocurrir.
«¿Crees que el caso de Sara es el único? En absoluto, 9 de cada 10 ‘cirujanos estéticos’ no tienen dicha preparación ni cualificación, haciendo de esto una temeridad y un grave peligro para la vida de las personas, además de un negocio para ellos; y todo porque el Gobierno no pone freno a este intrusismo profesional», escribe el familiar en la petición.