Servicio de comida a domicilio, un respiro, pero sigue sin ser solución para los hosteleros

comida domicilio
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Los hosteleros de Castilla-La Mancha atraviesan una situación «dramática» agravada por el cierre, durante al menos 20 días, de todo el sector para frenar la evolución del coronavirus y también por el toque de queda, que afecta al servicio de comida a domicilio que ven como «una ayuda pero no como la solución».

Así lo ha señalado, el vicepresidente de la Federación de Empresarios de Hostelería y Turismo de Castilla-La Mancha, Alfonso Silva, quien ha definido este servicio como una «medida paliativa» pero en ningún caso la solución para los negocios hosteleros.

En este sentido, ha indicado que el servicio de comida a domicilio es un camino que han emprendido algunos establecimientos para «intentar paliar las pérdidas» y, por tanto, «perder menos», pero en todo caso ha apuntado que se trata de un mercado complicado.

De hecho, ha aseverado que hay empresas que sí están asentadas en este servicio y ofrecen la comida a domicilio desde hace tiempo, incluso antes de la pandemia, pero que también hay otros establecimientos más pequeños que lo han intentado, para lo que han tenido incluso que rescatar algún cocinero.

En todo caso, ha reconocido que sobre todo para esas grandes empresas que ya funcionan con servicio de comida a domicilio, el toque de queda a las 22:00 horas establecido en Castilla-La Mancha, que obliga a que el último pedido se haga a las 21:30 horas, se queda «corto» y afecta en comparación con los horarios más amplios antes de estas restricciones.

La Federación regional no se ha planteado pedir al Gobierno regional que elimine estas restricciones horarias para el servicio de comida a domicilio de manera específica, ha confirmado Silva, pero sí que «cuanto antes» permita abrir los interiores de los establecimientos y que estos puedan reanudar su actividad con restricciones de aforo y horarios si son imprescindibles.

«Lo importante es que los negocios puedan abrir sus puertas», ha sentenciado el vicepresidente de la Federación regional, al tiempo que ha remarcado que los hosteleros son conscientes de que «la salud es importante y hay que cuidarla», pero «no existe estudio científico serio» que constate que el virus se expande en este sector, ha resaltado.

Es más, ha recordado que hay comunidades autónomas cercanas que han mantenido abierta la hostelería con restricciones, por lo que ha confiado en que el Gobierno regional siga esa dirección y vuelva a permitir la apertura en Castilla-La Mancha.

Silva ha señalado que el sector mantiene un contacto «fluido» tanto con el consejero de Sanidad, Jesús Fernández Sanz, como con la consejera de Economía, Empresas y Empleo, Patricia Franco, e incluso con el vicepresidente regional, José Luis Martínez Guijarro, con el se reunieron para que informara a los hosteleros de las restricciones y estos trasladaran sus peticiones.

Sobre todo, ha subrayado Silva, pidieron al Ejecutivo autonómico que sea consciente también de la situación «dramática» del sector, que hay «un montón» de empresas que han cerrado para no volver y que hay «riesgo» de perder a más empresarios y autónomos de la hostelería por todas estas medidas y restricciones.

Por ello, ha insistido en que los hosteleros piden al Gobierno nacional, que a su juicio se ha puesto «de perfil» en este asunto, y a los ejecutivos regionales, provinciales y locales «ayudas directas» para que el sector pueda volver si tiene que cerrar y para poder aguantar estas restricciones.

En concreto, ha recordado que a nivel nacional se calcula que hay 300.000 empresas de hostelería, de las que entre 85.000 y 100.000 han tenido que cerrar durante la pandemia, además de que se han visto afectados 700.000 puestos de trabajo de los 1,7 millones de empleos que genera el sector.

Datos que, ha sostenido, pueden ser extrapolables a Castilla-La Mancha a pesar de que la Federación regional no cuenta con datos de la comunidad autónoma a este respecto, donde había unas 16.000 empresas hosteleras antes de la pandemia de la covid-19 y aproximadamente 40.000 puestos de trabajo.

Puesto que Castilla-La Mancha no es una región turística en el sentido de no tener ‘sol y playa’, ha añadido Silva, a esta comunidad lo que más le ha afectado son los cierres perimetrales y que la gente no salga a la calle, además del pánico de algunos por miedo a contagiarse dentro de un bar.

Sin embargo, ha defendido que el sector ha hecho un «esfuerzo ímprobo» por implementar medidas de seguridad, restricción de aforos, distancia de seguridad, disponibilidad de geles hidroalcohólicos, cartas a través de aplicaciones móviles, obligatoriedad de mascarillas y, en definitiva, todas las medidas necesarias para que la hostelería sea «un sitio seguro», ha concluido.