Esto implica que el VAR, del que tanto llevamos hablando y discutiendo desde su estreno en el Mundial de Rusia del 2018, no va ser quien marque las pautas y los tiempos del arbitraje. Es, como ha expresado el propio presidente del estamento, «una red de seguridad que te asegura si tienes un error claro y manifiesto». Un VAR que buscará ser más rápido en su toma de decisiones, evitando esos momentos de incertidumbre que paralizan los corazones de los aficionados.
Debe ser más rápido y acertado. Es la gran asignatura de la tecnología, tal y como expresa su máximo responsable en nuestro país, el también excolegiado Carlos Clos Gómez: «Necesitamos que sean lo más rápidos en el procedimiento. Que encuentren las mejores imágenes y que el tiempo de reacción de VAR se vaya reduciendo».
Los penaltis tienen que ser penaltis
De esta forma, ya tenemos un arbitraje en la que el trencilla tiene más peso, sin tanta dependencia de un VAR que además intentará ser más ágil a la hora de adoptar decisiones en los supuestos que permite la norma: penaltis, goles, fuera de juego y confusión de identidad.
Pero además de este regreso a los orígenes, el arbitraje pretende huir de las «faltitas» o de los penaltitos. Es decir se pitarán y castigarán las acciones dentro del área cuando verdaderamente lo sean. Ya sean derribos o manos. «Vamos pitar los penaltis claros y las manos claras» afirma categóricamente el presidente de los árbitros.
Van incluso más lejos: «Los penaltis tienen que ser penaltis porque son acciones que le pueden dar una victoria o suponer una derrota a un equipo». Luego vayamos ya acostumbrando al espectador que aquellas jugadas donde no quede claro la posible infracción, no serán nunca sancionadas.
Tiempos de descuento contra la «picaresca» española
Y otro elemento a tener en cuenta es la aplicación del tiempo de descuento. Se acabó el fingir una lesión en los instantes finales de partido para intentar que el tiempo transcurra y poder conseguir el objetivo: ya sea la victoria o un preciado empate. Tal y como se empezó a actuar en el tramo final de la temporada pasada, se descontará todo el tiempo que se pierda. Sin miedo a irse a los diez o doce minutos, como ya asistimos en la liga pasada.
El mensaje a los árbitros ha sido muy claro, «si en ese tiempo de descuento, observan que los jugadores se lesionan o que se producen otras circunstancias, que prolonguen y prolonguen lo que sea necesario y que se escenifique de manera clara». Ya la temporada pasada se logró un incremento de un 32% del tiempo añadido respecto a la temporada anterior.
Estos son los principios básicos de este nuevo arbitraje, que regresa a su filosofía más purista, y que será transmitido el próximo día 9 de este mes a todos los entrenadores de La Liga, además de ir visitando todos los vestuarios para darlo a conocer a los futbolistas.