Reparar, destruir, volver a reparar. El Gobierno ucraniano teme que ese sea el ciclo que se imponga tras el compromiso de los países occidentales, especialmente de Estados Unidos, de ayudar a reflotar el sistema eléctrico ucraniano, dañado por los ataques sostenidos de Rusia. Y pide que se le doten de sistemas de misiles Patriot. Pero Estados Unidos y Alemania, de momento, se niegan. Otros, como Polonia, lo consideran la mejor opción para crear un escudo aéreo que evite no sólo el sufrimiento de civiles ucranianos sino, al mismo tiempo, incidentes en suelo polaco, como el ocurrido hace unas semanas.
El Patriot (MIM-104) es uno de los sistemas antimisiles tierra-aire más avanzados. Los fabrica la compañía estadounidense Raytheon. Son de largo alcance: hasta 70 kilómetros.
El secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, descarta de momento el envío de estos sistemas antiaéreos. Tras reunirse con sus homólogos de la OTAN en Rumanía, ha asegurado que, sin embargo, hay un plan para proteger los generadores, transformadores y demás elementos dañados de la red eléctrica, pero no ha especificado cuál.
El argumento habitual para no enviar armamento avanzado con estándares OTAN es que, primero, podría ser visto por Rusia como una escalada en la guerra, algo que Occidente quiere evitar. Y, por otro lado, que estos sistemas complejos necesitan entrenamiento, repuestos y reparaciones sofisticadas.
Pero eso es algo que también aplica a los sistemas antiaéreos HAWK y a las lanzaderas Aspide que ya han mandado, entre otros países, España. El Gobierno español ha estado incluso formando a los soldados ucranianos. ¿Por qué no se envían, pues, baterías Patriot? A pesar de las insistentes preguntas de los periodistas presentes en Bucarest, Blinken no ha dado una respuesta clara. Ha reconocido que enviar material para garantizar el suministro eléctrico y protegerlo “son dos caras de la misma moneda”.
Pero el envío de ayuda militar a Ucrania es un trabajo en curso, fluido, dice, que tiene que adaptarse cada día a las necesidades sobre el terreno, y son los planificadores los que preparan la estrategia más adecuada. “Estamos llevando reemplazos y reparaciones para las infraestructuras eléctricas, actuamos rápido y de forma coordinada [con Kiev]”, dice. “Pero no solo queremos enviarles sistemas de defensa, sino garantizar que puedan usarlos y eso requiere entrenamiento y mantenimiento”.
Estos argumentos no los compra Kiev. El ministro de Exteriores ucraniano, Dmytro Kuleba, dice que ellos ya están listos para operar los Patriot. Insiste en que los necesitan ya para proteger las vidas de los civiles y las infraestructuras tras los duros ataques aéreos de Rusia de las últimas semanas. Se han visto colas para coger agua y zonas sumergidas en la oscuridad total durante la noche. Una parte importante del sistema eléctrico está dañado, y algo parecido pasa con la calefacción.
Descarta Kuleba que Rusia lo vea como una escalada del conflicto. Al fin y al cabo, no son más que “sistemas puramente defensivos». Y apunta a Alemania: va a seguir hablando con Berlín, que se los ofreció a Polonia, país de la OTAN, para protegerla tras el incidente de hace dos semanas en el que misiles provenientes del campo de batalla en Ucrania cayeron, presuntamente por accidente, en suelo polaco y mataron dos personas. Varsovia ha pedido que se los manden directamente a Kiev. Hoy mismo ha insistido el ministro de Defensa de Polonia, Mariusz Blaszczak: la colocación del sistema antimisiles Patriot en la frontera oeste de Ucrania es la mejor forma de proteger el territorio polaco, además del ucraniano.
Pero Alemania no se mueve de su oferta inicial: «Nuestra propuesta al Gobierno polaco para defender su propio país no se ha eliminado de la agenda», ha dicho este miércoles el canciller alemán, Olaf Scholz, en una rueda de prensa en Berlín.
Ucrania ha aprovechado para hacer la pinza a Berlín. A juicio de Kuleba, la transferencia de estos sistemas no debería suponer un problema «si Alemania está dispuesta a suministrar los Patriot a Polonia y Polonia no tiene nada contra entregarlos» a Ucrania.
El Gobierno de Olaf Scholz ha sido reticente en todo momento a que haya material fabricado en Alemania desplegado en suelo ucraniano, o a realizar envíos de armamento pesado. Pasó con los tanques Leopard que Ucrania pidió a España, y pasa ahora con los Patriot.
El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, por su parte, subraya que “los Aliados han enviado generadores y partes necesarias para reparar la red dañada”. No ha descartado del todo el envío de los Patriot, y ha traspasado la decisión a Alemania.