Aunque la mayonesa es una de las salsas más comunes en todos los hogares y, por ello, se puede comprar ya hecha casi en cualquier establecimiento de comida, siempre está más rica si se hace en casa.
Hacer la mayonesa casera es muy fácil y solamente se necesitan cuatro ingredientes: aceite, vinagre, huevo y sal. Con estos ingredientes, un recipiente y una batidora se consigue una buena mayonesa. Así, ya solo queda tener en cuenta una cosa fundamental: que no se corte.
La mayonesa se puede cortar debido al exceso de aceite, que hace que la mezcla tenga más grasa de la que el huevo puede absorber. Esto puede suceder porque, aunque se utilicen siempre las mismas medidas, el huevo puede ser más pequeño de lo habitual.
También puede ser que se corte la mayonesa porque no se han mezclado en el orden correcto los ingredientes o porque se ha batido muy rápido. Así, lo primero que hay que añadir es el huevo, una pizca de sal, el vinagre o zumo de limón y, por último, ir añadiendo el aceite.
Para batir, es preferible empezar más lentamente y, una vez que la mezcla tenga consistencia, aumentar la potencia. Eso sí, sin mover la batidora. Tampoco conviene pasarse batiendo, ya que la mezcla se puede calentar y acabar cortándose por este motivo.
De este modo, la emulsión no se romperá si se utiliza una cantidad adecuada de aceite y si no se bate la mezcla de forma excesivamente enérgica. Con estas dos instrucciones, la mayonesa no tiene por qué cortarse.
Si la mayonesa ya se ha cortado, se puede arreglar fácilmente. Una de las formas más conocidas es coger otro huevo e ir añadiéndole la salsa que se ha cortado poco a poco mientras se mezcla con la batidora. Otra forma es añadirle a la salsa unas cucharadas de agua o leche y seguir batiendo, hasta conseguir emulsionar de nuevo la mezcla.