graves inundaciones ocurridas en los últimos días en el este del país que han causado hasta el momento 443 muertes y 63 personas continúan desaparecidas. El presidente del país, Cyril Ramaphosa, ha anunciado que además otros 40.000 residentes en zonas próximas han tenido que ser desplazados, cerca de 3.937 viviendas han quedado totalmente destruidas y otras 8.039 han sufrido daños.
«Este desastre humanitario pide un esfuerzo de asistencia urgente y masivo. Las vidas, la salud y el bienestar de miles de personas aún está en riesgo. Las inundaciones han causado un gran daño social y económico», ha lamentó Ramaphosa.
La declaración de desastre a nivel nacional permite al Estado acceder a recursos públicos adicionales para paliar los daños y el impacto de la catástrofe. «Somos una nación unida en nuestro dolor. Somos una nación unida en nuestra determinación de asistir a los que han perdido sus hogares y posesiones, a los que están en desesperada necesidad de comida, agua y refugio», ha dicho el dirigente sudafricano.
Cambio climático
El presidente Ramaphosa también ha reconocido que esta «catástrofe de enormes proporciones» es consecuencia directa del cambio climático: «Este desastre es parte del cambio climático. Nos dice que el cambio climático es peligroso, está aquí», ha subrayado.
El área de Durban, la zona más golpeada
La zona más afectada por las lluvias torrenciales es el área de Durban, la ciudad más importante de KwaZulu-Natal. De hecho, las autoridades de KwaZulu-Natal han confirmado que estas inundaciones se encuentran «entre las peores caídas sobre la provincia» en «mucho tiempo».
Es precisamente esta zona ubicada en la costa del Índico donde en los últimos años se ha producido un aumento de fenómenos meteorológicos de este tipo. Los más graves ocurrieron en 2019, cuando las lluvias torrenciales e inundaciones dejaron unos 80 muertos en esta misma época del año.