Cambio climatico
Cambio climatico

Una investigación pionera demuestra que el 65% de las muertes en una reciente ola de calor son atribuibles al calentamiento global provocado por la acción humana.

Un impacto sin precedentes: el calor extremo ya mata

Un estudio sin precedentes liderado por científicos del Imperial College de Londres y la London School of Hygiene & Tropical Medicine ha revelado que 1.500 personas murieron en 12 ciudades europeas entre el 23 de junio y el 2 de julio como consecuencia directa del cambio climático antropogénico. Es la primera vez que se cuantifica con tal precisión la mortalidad asociada al calentamiento global en un único episodio de calor extremo.

Según los datos analizados, 2.300 muertes se registraron en ese periodo, de las cuales el 65% se habría evitado sin el calentamiento inducido por la quema de carbón, petróleo y gas, principales responsables del cambio climático.

Madrid y Barcelona: entre las ciudades más golpeadas

De entre las doce ciudades europeas analizadas, Madrid fue la que proporcionalmente sufrió el mayor impacto. En la capital española, 9 de cada 10 muertes por calor fueron atribuibles al cambio climático, según las estimaciones de los científicos.

Barcelona, por su parte, registró 286 muertes vinculadas al calentamiento global, una cifra superior a la de otros desastres recientes, como las inundaciones de Valencia en 2024. La ciudad catalana también superó el umbral térmico crítico a partir del cual la mortalidad se dispara, especialmente entre personas mayores.

En términos absolutos, Milán encabezó la lista con 317 fallecimientos, seguida por otras urbes del sur de Europa, tradicionalmente más expuestas a los efectos del calor extremo.

“El cambio climático mata”: un mensaje urgente

“El cambio climático mata. Está intensificando las olas de calor y llevando al límite a las personas vulnerables”, advirtió el investigador Garyfallos Konstantinoudis, del Instituto Grantham para el Cambio Climático.

Por su parte, la climatóloga Friederike Otto, también autora del estudio, fue tajante: “Quemar más petróleo, carbón y gas matará a más gente. La única forma de evitar que las olas de calor sean aún más mortíferas es dejar de usar combustibles fósiles”.

El informe destaca que el 88% de las víctimas tenían más de 65 años, muchas con enfermedades cardiovasculares o respiratorias, lo que confirma el calor como un “asesino silencioso” que rara vez se contabiliza con claridad en los registros oficiales de mortalidad.

Adaptación y mitigación: claves para el futuro

Para Pierre Masselot, coautor e investigador en salud pública, “las olas de calor no van a desaparecer”, por lo que urge adoptar medidas de adaptación urbana como plantar árboles, reducir el espacio para coches y proteger a los colectivos vulnerables. No obstante, insiste en que la verdadera solución pasa por reducir drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero.

El estudio también lanza una alerta sobre la frecuencia creciente de estos fenómenos: eventos extremos como el de junio, que antes eran inusuales, podrían repetirse cada dos a cinco años si no se actúa con urgencia frente al calentamiento global.

Ciencia al servicio de la prevención

La investigación se basó en un “análisis rápido”, una metodología que permite medir la influencia del cambio climático en eventos meteorológicos concretos. Esta herramienta se ha convertido en un instrumento fundamental para cuantificar la huella del calentamiento global en la salud pública y para fundamentar políticas de prevención y mitigación.

El estudio refuerza el llamado de la comunidad científica a que los gobiernos aceleren la transición energética, promuevan ciudades más resilientes y mejoren los sistemas de alerta temprana ante episodios extremos de calor.

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