Lo ocurrido en el pesquero American Dynasty ha sido el experimento natural en humanos que más ha ayudado hasta la fecha a los científicos a demostrar que los anticuerpos ayudan a protegerse de la Covid-19.
El barco zarpó de Seattle en mayo con 120 tripulantes —aparentemente sanos tras haberles realizado test— y 18 días después, más de un centenar (103) se vieron afectados por un brote de coronavirus. Solo tres marineros permanecieron libres de la Covid: aquellos que presentaban anticuerpos neutralizantes al inicio del viaje.
Un reciente estudio ha abordado ahora el caso del American Dynasty para tratar de dar respuesta a una de las preguntas más habituales: ¿protegen los anticuerpos del coronavirus? Para Jesse Bloom, biólogo evolutivo del Centro de Investigación del Cáncer Fred Hutchinson en Seattle y uno de los autores del estudio, «conocer la respuesta a esta pregunta es fundamental para el diseño y la epidemiología de la vacuna», indica en un tuit.
Bloom prosigue explicando en otro mensaje en Twitter que «los estudios de laboratorio muestran que los anticuerpos neutralizantes son protectores en animales, pero no hay datos comparables en humanos«, de ahí que este caso sea una «forma creativa de comenzar a responder ya a esta pregunta».
El estudio, publicado online la semana pasada y que todavía está en fase preliminar, supone para los investigadores un hallazgo significativo que evidencia en humanos la capacidad de los anticuerpos para protegerse de este virus.
«La probabilidad de que estos resultados sean solo una casualidad es extremadamente baja», apunta el doctor Alexander Greninger, virólogo de la Universidad de Washington, en declaraciones a The New York Times. «Con solo ver los números, queda claro que es poco probable que estas tres personas estuvieran protegidas por el azar«, señala, por su parte, Florian Krammer, inmunólogo de la Escuela de Medicina Icahn en el hospital Monte Sinaí de Nueva York.
Asimismo, los datos obtenidos de los ensayos en vacunas también permitirán identificar el número de anticuerpos necesario para desarmar al virus. Mientras tanto, tal y como remarca Krammer, «esta es la primera evidencia en humanos«.