la palabra ‘fajana’. En las Canarias la conocen bien de erupciones anteriores y porque forma parte de las islas y de su relieve. Pero, ¿se podrá volver a aprovechar el terreno para volver a cultivar?
Las erupciones volcánicas también forman parte de la naturaleza de estas islas. Las hemos tenido en el siglo pasado, que son las más recientes que conocemos, como el Teneguía o el San Juan. Pero, si miramos siglos atrás, también encontramos erupciones en los siglos XVII y XVIII en esta zona de la isla.
Son erupciones que partieron de esa dorsal donde están los volcanes en la cordillera y que llegan al mar. Cuando llegan al mar, ganan terreno como ocurre ahora con la fajana que estamos viendo en estos días. Se crea un delta lávico.
¿Se podrá volver a cultivar?
En la erupción de San Juan, la fajana llegó a tener 80 hectáreas. Todos esos terrenos que produjo también se llaman isla baja porque forman parte de la isla y no están separados. Es un terreno mucho más bajo y es inservible porque es la lava que llega, pero a los pocos años se pueden recuperar llevando tierras de otras partes de la isla.
Hay plátanos que nos comemos que están cultivados en esas zonas procedentes de la erupción de un volcán, incluso algunas viviendas o kioscos. El proceso final de formación de una fajana desemboca pasados los años en un terreno aprovechable.
Hace 50 años, también el Teneguía robó al mar 29 hectáreas en un mes. Cumbre Vieja ya va por 28 hectáreas en tan solo 15 días, pero pasará muchísimo tiempo hasta que se pueda cultivar o edificar.
Para conseguir otro ejemplo, hay que remontarse a 1.677 al volcán de San Antonio en el siglo XVII. La lava y material magmático que arrojó formó una isla baja que ahora son plataneros vides. Esto se consiguió gracias a que se trajo tierra fértil y agua del norte de la isla hasta el sur, en Fuencaliente.