Casi toda la atención del nuevo curso político que está a punto de empezar en la Unión Europea se centrará en el incremento sin freno de la inflación -desbocada en todos los Estados miembro- y en los precios de la energía, condicionados por la guerra emprendida por Rusia en Ucrania y cuyo suministro pende de un hilo por la persistente amenaza del Kremlin. Sin embargo, los Veintisiete guardan siempre en la recámara una cargada agenda de debates abiertos, muchos de los cuales verán avances en los próximos meses.
La descarbonización de la economía, la reforma del pacto migratorio, la tensión con Polonia y Hungría por su incumplimiento de los valores europeos o el continuo desembolso de los fondos de recuperación pospandemia seguirán muy presentes en el día a día de las instituciones comunitarias, aunque todos los esfuerzos se centren ahora en la reforma del mercado eléctrico y cómo paliar la escalada de los precios.
Estado de derecho
El tira y afloja entre Bruselas y los Gobiernos polaco y húngaro por su vulneración de los valores europeos protagonizará algunos de los momentos más tensos del otoño europeo; Varsovia buscará los desembolsos del plan de recuperación que la Comisión Europea mantiene congelados a la espera de mejoras en la independencia judicial polaca, mientras que el Ejecutivo de Budapest, cada vez más aislado por su cercanía a Rusia, seguirá probando los límites de sus socios.
«Polonia sigue machacando la independencia del poder judicial, Hungría no acaba tampoco de entrar en los procedimientos que nos hemos dado en la Unión Europea», resume la eurodiputada socialista Eider Gardiazábal, que promete que la Eurocámara estará «muy vigilante» para «que no se pueda pagar ningún proyecto si de verdad no se cumplen los requisitos básicos de cualquier democracia».
Gestión de fondos poscovid
Para la diputada popular Dolors Montserrat, la agenda del otoño debe mantener un ojo en la ejecución de los fondos europeos poscovid «para que de verdad lleguen a todos y cada uno de los ciudadanos» cuando ya está bien entrado el segundo año de su implementación y casi todos los países de la UE han obtenido desembolsos; ya 31.000 millones en el caso de España.
«España está completamente retrasada en la ejecución de los fondos y no están llegando a la economía real», denuncia Montserrat con el ejemplo de la industria del automóvil y la renuncia de grandes empresas del sector a los fondos «porque ven que no hay agilidad por parte del Gobierno».
Neutralidad climática para 2050
El Parlamento y el Consejo Europeo calentaron motores antes de verano y fijaron sus posiciones en la mayoría de iniciativas del paquete climático para reducir el 55 por ciento de emisiones contaminantes para el año 2030 respecto a los niveles de 1990; el otoño, por tanto, será el momento de sentarse en la mesa de negociaciones.
«La guerra de Ucrania se ha querido desligar totalmente de lo que está sucediendo con el clima y con la energía, yo creo que lo refuerza aún más. Necesitamos diversificar energía, necesitamos salirnos de la dependencia de Rusia, pero encima hemos tenido un verano con sequías, ya no solo en España o Portugal, sino en el Reino Unido o Alemania», advierte Gardiazábal, que insta a seguir invirtiendo en renovables para reducir la dependencia de Rusia y luchar contra el cambio climático.
El diputado de Ciudadanos Adrián Vázquez, por su parte, llamó a «repensar ciertas cosas» en la negociación de este gran paquete climático a la vista del conflicto en Ucrania y priorizar, por ejemplo, «que se mantenga la producción agrícola en Europa a los niveles que había antes» de la guerra para sostener sectores como la ganadería española.
«Creo que no podemos pretender conseguir los mismos objetivos que queríamos hace un año como ahora, y tal vez hay que intentar ser un poquito flexibles y conseguir que el impacto de toda esta tormenta perfecta que se viene para la ciudadanía sea lo menos dura posible», pide, convencido de que «hay margen» para flexibilizar los objetivos de estos paquetes legislativos.
Desbloqueo del plan de asilo
Desde Vox, Jorge Buxadé apunta la necesidad de cerrar un acuerdo para un nuevo Pacto europeo de Migración y Asilo, una propuesta que lleva más de dos años bloqueada y para la que el diputado insta a las instituciones europeas a hacer «examen de conciencia y propósito de enmienda de los errores» cometidos. «Podemos tirar adelante un proyecto que tienda a proteger las fronteras y ayudar a los Gobiernos de los Estados miembro, sobre todo de los que estamos en la frontera sur, o por el contrario, seguir paralizados. Es un tema muy importante para lo que queda del 2022 y 2023», augura.
También la eurodiputada de IU Sira Rego apunta al Pacto de Migración y Asilo y recuerda la muerte de 23 migrantes en la valla de Melilla el pasado mes de junio como un punto de inflexión en un debate ya marcado por incremento de los refugiados procedentes de Ucrania desde el mes de febrero.
«Toca plantear estructuralmente cómo queremos abrir la política migratoria, resituarla en torno a los valores de respeto de los derechos humanos. Hay recursos suficientes para que esto no tenga que esperar por más tiempo. Es decir, se pueden aplicar ya un modelo migratorio diferente al que estamos aplicando con las reglas que tenemos en este momento», asegura.
«La maquinaria legislativa no para»
Y más allá de los grandes debates, las instituciones seguirán aprobando legislación que, según insiste, Vázquez, «no estará en primera plana» pero «será importantísima» para países como España.
La UE está trabajando, por ejemplo, en crear indicaciones geográficas para dar a los productos industriales o artesanales -como los cuchillos de Albacete, el calzado de Elche o las espardeñas catalanas- la misma protección que a muchos productos alimentarios europeos.