La región celebra este domingo el Día de Castilla-La Mancha, una jornada que está declarada de duelo en toda la comunidad autónoma por las víctimas de la COVID-19 y de homenaje a todos los profesionales que trabajan en la lucha contra la pandemia, con un acto de gratitud a todos los colectivos y con una mirada puesta en el futuro.
El Palacio de Fuensalida de Toledo -sede de la Presidencia de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha- ha sido el escenario de este acto institucional, al que han acudido una veintena de personas en representación de las instituciones castellanomanchegas y de los colectivos que han estado en primera línea contra el coronavirus, que han guardado en todo momento las distancias de seguridad y han portado mascarillas y guantes.
Así, por parte del Gobierno regional han estado el presidente, Emiliano García-Page; el vicepresidente, José Luis Martínez Guijarro, y el consejero de Sanidad, Jesús Fernández Sanz, mientras que el presidente de las Cortes, Pablo Bellido, ha representado a todas las instituciones autonómicas.
El acto ha comenzado con el tradicional izado de banderas -UE, España y Castilla-La Mancha-, que minutos después han sido arriadas en señal de duelo, y a cuyos pies todos los presentes han ido depositando lirios blancos con crespones negros, excepto el presidente de la comunidad autónoma, que ha depositado un ramo de flores con los colores de la bandera de España, en una ofrenda floral en memoria de los fallecidos por la COVID-19.
Tras este homenaje a las víctimas y escuchar el himno nacional, el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, ha resaltado que si bien la comunidad autónoma ha suspendido todos los actos festivos organizados con motivo del Día de la Región, no se ha querido dejar de celebrar este acto sencillo, ya que este 31 de mayo «es un día para compartir sentimientos, para compartir valores y para compartir raíces».
Y entre los valores que ha resaltado García-Page, ha hecho hincapié en la gratitud, coraje, unidad y futuro, porque «ser agradecido nos da plenitud como personas», y ha dado las gracias a los colectivos presentes y a todos los que han estado «en primera línea, en la batalla contra el virus».
«Además de daros las gracias a vosotros, quiero transmitir a la ciudadanía de Castilla-La Mancha vuestra gratitud», ha añadido García-Page ante los representantes de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y de las policías locales, Protección Civil, bomberos, agentes medioambientales y Geacam, Cruz Roja, agricultores, transportistas, personal sanitario y de las residencias y docentes, y ha subrayado que en ellos se representan a todos los colectivos que han trabajado durante la pandemia.
García-Page ha dedicado unas palabras a cada uno de los presentes -varios de ellos han pasado la enfermedad y en concreto los enfermos de COVID-19 han sido representados en una octogenaria vecina de Toledo que ha superado el coronavirus- con el objetivo de «transmitir a los ciudadanos el orgullo y el ejemplo que se encierra en cada uno de vosotros».
«He visto, en vosotros y en tanta gente, además de la gratitud la honra, el honor de haber podido prestar un servicio a la sociedad», ha resaltado el presidente castellano-manchego, que ha rememorado el dolor que ha sufrido la sociedad, no solo los fallecidos y sus familiares, sino toda la sociedad en su conjunto.
Especialmente ha recordado a los fallecidos y ha lamentado que el COVID-19 ha afectado sobre todo a ancianos, «una generación que ha llevado a estar en el mejor momento de la historia como país, que ha padecido guerras, la postguerra, la dictadura, que ha padecido y padecido».
«Ha sido muy doloroso. No creo que ningún responsable público, del partido que sea, de ninguna institución, se pediría estar dirigiendo una pandemia. Nadie busca estar en un momento tan difícil y tan duro», ha afirmado García-Page, que ha avanzado que «quedará seguir pasándolo mucho tiempo mal de verdad».
Sin embargo, ha añadido que su experiencia personal también le lleva a dar las gracias y ha afirmado que se siente honrado por estar al frente de la comunidad autónoma «en un momento tan duro, tan difícil» y ha sostenido que es incluso un honor, ya que desde pequeño sintió vocación por el servicio público.
«Cada cosa que ha salido bien en esta lucha la llevaré en el recuerdo hasta que me vaya», ha admitido García-Page, que también ha señalado el dolor sentido durante estos días por los casi 3.000 fallecidos por COVID-19, aunque ha añadido que la sociedad necesita esperanza.
Además de la gratitud, García-Page ha elogiado el coraje de todos los castellano-manchegos, no solo de quienes han trabajado para frenar la pandemia, sino también de las personas, con especial mención a los jóvenes y los niños, que han estado durante dos meses sin salir de casa para frenar la expansión de la COVID-19, y que ha permitido que la pandemia remita.
«También de quienes han tenido el coraje de ayudar y que se han incorporado cuando podían estar descansando, como los jubilados», ha reconocido García-Page.
El presidente castellano-manchego ha resaltado que, si bien la situación es mejor ahora que hace unas semanas, los ciudadanos deben actuar con prudencia y por ello ha pedido extremar las medidas de distancia e higiene.
«Por favor, respetémonos todos, a todos, empezando por nosotros mismos. No hay que bajar la guardia», ha alertado el presidente castellano-manchego, que ha mostrado la «confianza profunda» de que si hubiera un rebrote, todos los ciudadanos volverían a hacer lo mismo.
García-Page ha anunciado, asimismo, que el Gobierno de Castilla-La Mancha premiará en una categoría especial en el Día de la Región de los años venideros a las personas, instituciones, entidades o acciones en concreto que hayan destacado en la lucha contra el virus, «exhibiendo solidaridad y eficacia».
Para el presidente de Castilla-La Mancha, este Día de la Región es «un día para expresar el dolor por los fallecidos, por las familias y por la gente que se ha ido de manera extraordinariamente imprevista y de manera realmente deshumanizada en muchos casos por la soledad».
Por ello, ha señalado que este año el Gobierno regional no ha querido otorgar premios ni medallas para «no que no se confundan los aplausos para los fallecidos y sus familias y para quienes han estado frente a los problemas», pero ha anunciado la creación de una categoría especial de reconocimiento para quienes han luchado contra la COVID-19.
RELATO DE LOS HOMENAJEADOS
‘Los abrazos prohibidos’ de Vetusta Morla, canción compuesta por este grupo con motivo de la pandemia, o «los niños ya no dibujan futbolistas sino sanitarios» han sido algunos de los recuerdos de los colectivos esenciales que se han podido escuchar en el acto, con motivo de su trabajo incansable para vencer el coronavirus.
En su discurso, el presidente de Castilla-La Mancha ha ido relatando la experiencia de cada uno de los homenajeados en esta crisis sanitaria.
Un celador que hace 24 horas ha sido abuelo y que no se ha querido perder el acto, la «experiencia inaudita de los docentes», el testimonio de un agente medioambiental que ha rechazado ofrecimiento de vecinos «que le querían invitar a algo» por su trabajo o el nombre que recibía el personal de la empresa pública Geacam, «los de amarillo», han sido los testimonios descritos por García-Page.
También ha hecho alusión a la losa que suponía en la UCI que «un día era igual que el anterior», la defensa de la sanidad pública y la vocación de la enfermería o el sentimiento de los abuelos en las residencias «por creer que sus hijos les habían abandonado».
La dureza por impedir que padres vieran a sus hijos, por parte de la Policía Local, el compromiso con el deber público del lado del Ejército, la dificultad de los primeros días de los transportistas por no poder parar en ningún sitio a descansar o el esfuerzo del sector agroalimentario por garantizar que la región siga siendo una «enorme despensa».
Para finalizar, el presidente regional ha puesto especial énfasis en la historia de Justina Sánchez, de 86 años, contagiada por el virus, que ha querido dar «un 12» a los sanitarios por haberla cuidado en su lucha, destacando su actitud en una frase: «Los últimos serán los primeros».
Los protagonistas mencionados han sido Virgilio Cencerrado, enfermero; María José Sánchez médica y jefa de la UCI; Natividad Gil, técnico en cuidados de enfermería; Felipe Barba, celador; María Elena García, trabajadora de transporte sanitario; Jimena Úbeda, auxiliar de residencia; Mercedes fuentes, teniente de la guardia Civil.
Óscar Sánchez, inspector de la Policía Nacional; José Luis Martín mora, jefe de la Policía Local; Marcos Cruz, de las Fuerzas Armadas; Miguel Esteve, bombero; Juan Francisco, transportista; Alejandro García, agricultor; Emérita Domínguez, docente; Jorge Zapatero, de Geacam; Antonio Sánchez, agente medioambiental; Vanesa Calleja, del 112 o Luz, cajera de supermercado.