La organización agraria se ha referido a los distintos proyectos que han generado controversia en los municipios afectados del norte de la provincia, sobre todo en la localidad de Méntrida donde se planea destinar a un parque fotovoltaico una superficie de 2.000 hectáreas, casi la mitad del término municipal
La Asociación de Jóvenes Agricultores y Ganaderos (Asaja) de Toledo ha demandado este viernes la regulación y control de los proyectos de huertos solares previstos en la provincia y ha denunciado que no se tenga en cuenta el impacto medioambiental y paisajístico que suponen.
En nota de prensa, la organización agraria se ha referido a los distintos proyectos que han generado controversia en los municipios afectados del norte de la provincia, sobre todo en la localidad de Méntrida donde se planea destinar a un parque fotovoltaico una superficie de 2.000 hectáreas, casi la mitad del término municipal.
En este sentido, Asaja ha defendido la libertad de los agricultores de hacer con su propiedad privada lo que crean que puede resultarles más beneficioso y ha considerado tan «legítima» la postura del que vende o alquila sus fincas en busca de una rentabilidad que no obtiene con la agricultura, así como la del agricultor o ganadero que quiere mantener el uso agrario.
De hecho, ha asegurado que no está en contra de la producción de energía a partir de fuentes renovables para avanzar en los Objetivos de Desarrollo Sostenible, si bien ha precisado que «no de cualquier forma ni a cualquier precio».
Por ello, ha considerado necesaria una regulación que controle este tipo de proyectos que, en algunos casos, suponen ‘plantar’ miles de hectáreas del campo de material industrial que sustituye no solo al cereal sino también a leñosos como viñas y olivo, y según Asaja «ponen en riesgo la viabilidad de un sector como el agrícola, esencial y clave en el medio rural para generar riqueza y fijar población», así como dejando a los jóvenes agricultores sin tierras de arriendo.
Por otro lado, Asaja Toledo ha resaltado las «contradicciones» de las distintas administraciones implicadas, sobre todo la Consejería de Desarrollo Sostenible, porque «en aras a obtener una energía limpia, no parecen calibrar el impacto visual, paisajístico y la destrucción de biodiversidad que puede suponer la falta de una planificación adecuada», ha concluido.