Los amantes del dulce podrán asegurar que existe un producto capaz de endulzar tanto o más que el azúcar, de forma natural y deliciosa. Hablamos del sirope de agave, una miel vegetal que se extrae de una planta del desierto y que queda muy bien con casi todo tipo de postres y desayunos, como unas tortitas o magdalenas caseras. Anteriormente solía venderse en tiendas naturistas, aunque ahora se puede encontrar también en los supermercados. Te explicamos todo sobre este néctar, sus propiedades, precauciones y usos en la cocina.
¿Qué es el sirope de agave?
El sirope de agave es una miel o néctar dulce que se extrae del agave (que puede ser el agave azul o el agave maguey), una especie de cactus o planta del desierto originaria de la zona tropical y subtropical de América, tanto de la zona del Caribe como del norte de México y el Sur de Estados Unidos. La planta tiene un aspecto similar a la yuca, pero en realidad es una suculenta similar al aloe vera. El sirope se elabora a partir de la savia líquida que se obtiene del corazón de la penca del agave, una vez que este ha crecido entre siete y diez años.
Con esta planta también se obtienen otros productos, muy reconocidos y utilizados en América Latina. Por ejemplo, lo primero que se obtiene de la extracción de la savia es el aguamiel, que ha sido consumido también, durante siglos, por los indígenas de la región como una bebida natural refrescante y fortificante. Si el aguamiel se fermenta se puede obtener el pulque, una bebida alcohólica de antigua tradición mexicana, hermana del tequila y el mezcal.
Para obtener el sirope, el aguamiel se calienta o se trata por vía enzimática para hidrolizar los hidratos de carbono complejos que contiene (principalmente fructanos, que también se encuentran en diferentes cereales) y transformarlos en azúcares simples. Luego se filtra y se concentra con aplicación de calor hasta obtener la textura del sirope o miel de agave, de intenso sabor dulce.
Propiedades del sirope de agave
Los expertos aseguran que el sirope de agave puede ser una gran alternativa, interesante y saludable, al azúcar refinado, pero siempre bajo un consumo moderado y responsable. Uno de los aspectos positivos, en este sentido, es que, al tener mayor poder edulcorante que el propio azúcar, se puede añadir menos cantidad de sirope en las comidas para conseguir el mismo sabor dulce.
Esto se debe a que esta miel está compuesta principalmente en un 70% de fructosa y en un 25% de glucosa, un índice glucémico muy inferior al del azúcar o la panela. Gracias a esto, en los últimos años, ha ganado fanáticos y ha crecido su popularidad como endulzante, pasando a ser, incluso, competencia de algunos azúcares, al ser un excelente potenciador del sabor y del aroma. Además, el sirope de agave provoca sentirnos satisfechos durante más tiempo, y evita la sensación de hambre. Por otra parte, las calorías de esta miel son altas. Por cada 100 gramos contiene 312 kcal, lo cual no es muy diferente al azúcar blanco, cuyas kcal se estiman entre 380 y 390 por cada 100 gramos, dependiendo de si se trata de azúcar blanco o moreno.
Asimismo, el sirope contiene vitaminas A, B, B2 y C, así como hierro, fósforo, proteínas y niacina, que permiten limpiar, drenar y desintoxicar las venas y arterias. También inhibe el crecimiento de bacterias patógenas porque contiene bifidobacterias y estimula el crecimiento de la flora intestinal (probiótico), con lo que puede ayudar a las personas que padecen enfermedades como gastritis, estreñimiento o diarrea.
Otro de los beneficios asociados al sirope de agave es que reduce los niveles de glucosa en la sangre, promueve la metabolización de toxinas en el cuerpo, mejora la absorción de calcio y el magnesio y estimula el sistema inmunológico, lo cual permite combatir enfermedades como la osteoporosis.
Los detractores del consumo de este néctar aseguran que, en su fabricación a niveles industriales, este producto pasa por un proceso de refinamiento en el que acaba siendo 100% fructosa, perdiendo las propiedades nutricionales de los fructooligosacáridos, muy abundantes en esta planta con propiedades prebióticas, lo cual no ocurre en los procesos de producción ecológicos. Con lo que, es posible decir que mientras más artesanal, mejor será este producto.
Usos en la cocina
Al ser un gran producto edulcorante, el sirope de agave ha pasado a ser en el sector gastronómico, un sustituto del azúcar refinado tan popular como la panela, la stevia u otras mieles. De este modo, se utiliza principalmente para endulzar algunos tipos de leche como la de soja, pero también en recetas de postres y desayunos, como muffins caseros o tortitas.
En cuanto a los postres, son infinitas las preparaciones que se pueden hacer con este producto, siendo un ingrediente idóneo para galletas, tartas, bollos y bizcochos. Es fácil también sustituirlo en bebidas, como endulzante de yogures o batidos pues se disuelve fácilmente en líquidos fríos y le pueden dar un toque especial a tus zumos verdes para consumir en la mañana o como parte de la merienda. También puede servir para endulzar la leche para los niños.
Otra de las cualidades del sirope de agave en la cocina es que es apto para veganos, pues su origen es 100% vegetal y no contiene grasas animales, ni proviene de estos. Es posible entonces combinarlo con recetas veganas que necesitan de dulzor, por ejemplo, en una ensalada como aderezo, una macedonia de frutas o preparar diferentes tipos de mermeladas con frutas y miel de agave, que se puede untar en pan o galletas.
El sirope de agave, como todo edulcorante, se debe consumir con precaución y sin excesos, de manera responsable. Sin embargo, de las diferentes opciones para endulzar de manera saludable, este producto es uno de los más populares porque puede usarse en pocas cantidades aportando gran sabor y aroma a las comidas.