El Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) reforzará la semana que viene su presencia en la Central Nuclear de Zaporiyia tras la destrucción de la presa de Kajovka, ya que el agua de ese embalse es la que enfría los reactores del complejo.
“Ahora más que nunca, la presencia reforzada del OIEA en la Central Nuclear de Zaporiyia es de vital importancia para ayudar a prevenir el peligro de un accidente nuclear y sus posibles consecuencias para las personas y el medio ambiente ” afirmó el director general de la agencia atómica de la ONU, Rafael Grossi, en un comunicado.
El diplomático argentino viajará en persona la semana que viene para evaluar los daños a la central nuclear e irá acompañado de un equipo reforzado de funcionarios internacionales que permanecerán en el complejo.
La central nuclear ha aumentado todas sus reservas de agua de enfriamiento para los reactores ante la disminución de los niveles del embalse de Kajovka, y, según el OIEA, esos depósitos propios serán suficientes para “varios meses”.
El nivel del embalse
La central se encuentra apagada, pero los seis reactores y el combustible usado aún requieren agua para enfriarse, lo que evita que se fundan los reactores y una posible liberación de material radiactivo.
El nivel de agua del embalse ha descendido unos 2,8 metros desde la destrucción de la presa a primera hora del martes, alcanzando los 14,03 metros el miércoles, según el OIEA.
El ritmo de bajada del agua es de entre 5 y 7 centímetros por hora y si el nivel desciende por debajo de 12,7 metros, la central nuclear ya no podrá bombear agua desde el embalse.
“Dado que aún se desconoce el alcance total de los daños de la presa, no es posible predecir si esto podría ocurrir ni cuándo”, señala la agencia nuclear de la ONU.
Grossi subrayó la importancia de mantener intactas las demás fuentes de agua de la central, especialmente la gran piscina de enfriamiento próxima al complejo.