Diez años después de su muerte, Sara Montiel sigue muy presente en su localidad natal, Campo de Criptana (Ciudad Real), que no olvida a su “manchega universal”, a la artista para la que vivir era un placer.
En la memoria de sus paisanos y de aquellos que la consideran un mito permanece viva su imagen “de diva, de gigante universal”, como reza a la entrada del Molino Culebro, convertido en un museo que ella misma inauguró el 13 de abril de 1991, vestida con el traje típico de manchega. Está ubicado en la Sierra de los Molinos, los mismos a los que se enfrentó el Quijote.
Sara Montiel siempre quiso tener un museo en uno de los molinos de viento de su pueblo, una edificación humilde como su origen y tan sólida como la fortaleza que caracterizó a la actriz y cantante nacida en este municipio manchego el 10 de marzo de 1928 y a la que bautizaron con el nombre de María Antonia Alejandra Vicenta Elpidia Isidora Abad Fernández.
Fallecida en Madrid, el 8 de abril de 2013, Sara Montiel sigue viva en la memoria de los criptanenses, orgullosos de su “manchega más universal” a la que rinden homenaje con una exposición permanente, distribuida en tres niveles, compuesta por fotografías, carteles de películas, vestidos y el piano que se utilizó en el rodaje de la película “El último cuplé”, entre otros objetos, que ensalzan su figura como artista, mito, mujer y madre, donados en su mayoría por ella.
La muestra se ha reinaugurado en dos ocasiones, la última en 2021, con un planteamiento más visual, más novedoso aunque el contenido es básicamente el mismo, ha subrayado a EFE la concejala de Turismo, Rosa Ana Fernández.
En la planta baja el elemento más destacable es un piano blanco que Sara adquirió en una subasta y que, según parece, perteneció a la Fornarina, una cupletista madrileña: sobre este objeto fetiche hay un puro como los que le gustaba fumar y que también se recoge en una de las imágenes de gran tamaño que llama mucho la atención y que es un rincón en el que “todo el mundo quiere hacerse una fotografía”.
La primera planta está dedicada a Sara como mito y en ella hay vestidos y una parte biográfica en la que se trata como personaje influyente en determinados sectores culturales como el cine, mientras que en la parte más alta, lo que es el moledero en un molino tradicional. destaca su faceta más personal y como madre.
Una línea del tiempo recorre su carrera profesional desde los años 40, cuando rodó su primera película, hasta 2011, con sus últimos trabajos, ha señalado Fernández.
Este pasado año 2022 el molino Culebro fue visitado por 13.738 personas, que son el 70 por ciento del total de las entradas vendidas para conocer el principal reclamo turístico del municipio: los molinos históricos, que también se promocionan como producto turístico en el Tren de los Molinos, comercializado por Renfe.
Los jóvenes sienten curiosidad por el personaje
El perfil de los turistas tanto nacionales como internacionales que pasan por el museo responde en su mayoría al de personas con edades comprendidas en esa franja de edad en la que Sara era la actriz de referencia; de hecho, es “una visita obligada” en las excursiones de jubilados.
Pero también hay muchos jóvenes que sienten curiosidad por el personaje y se acercan para conocerla porque Sara todavía despierta interés.
Por otro lado, el Ayuntamiento de Campo de Criptana ha organizado varias actividades para recordar a su “estrella” en el décimo aniversario de su muerte: un espectáculo teatral con una visión moderna del cuplé, que se celebrará el 14 de abril en el Teatro Cervantes, y una mesa redonda al día siguiente, en el Pósito Real, con la participación del coautor del libro de memorias de la artista ‘Vivir es un placer’, Pedro Víllora.
También intervendrán Lidia García, investigadora sobre estética camp y cultura popular y autora del pódcast ¡Ay campaneras!; Patxi Zapiraín, diseñador gráfico y artista, y Julia de Castro, artista multidisciplinar.