La directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, se ha mostrado cauta sobre la recuperación de la economía global en 2023 y ha descartado una recesión, si bien no cree que haya «una mejora drástica» de la actual previsión de crecimiento, que es del 2,7 %.
Para España, el organismo ha aumentado seis décimas su previsión de crecimiento, hasta el 5,2 % en 2022, y ha bajado al 1,1 % la de 2023.
En la última jornada de esta edición del Foro de Davos, Georgieva ha analizado, junto con la presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde; el gobernador del banco central de Japón, Haruhiko Kuroda, y el ministro francés de Finanzas, Bruno le Maire, las políticas necesarias para impulsar el crecimiento a nivel global.
Georgieva ha reconocido que su impresión es «algo mejor que hace un par de meses», pero no «completamente optimista», pese a que «ha mejorado la inflación, que va en la buena dirección», y el crecimiento de China puede volver a superar este año la media global.
Además, el mercado laboral se encuentra en un excelente momento y los consumidores «consumen y sostienen el crecimiento».
Sin querer posicionarse «ni como muy optimista ni como muy pesimista», ha advertido de riesgos como la incertidumbre sobre la evolución de la inflación, que mantiene una tendencia a la baja que puede revertirse, y la interrupción de las cadenas de suministro, uno de los efectos de la guerra en Ucrania que ha impactado de lleno en el comercio, motor del crecimiento en las pasadas décadas.
Lagarde, que esta semana ha reiterado en el Foro de Davos que la inflación «sigue en niveles muy altos», ha reconocido también «ciertas mejoras y ha admitido que la situación «no es tan mala como se temía», aunque el ejercicio 2022 ha sido «extremadamente raro», con tasas de crecimiento inusuales.
China ha vuelto a despertar, aspira a crecer un 5,5 % y ha quedado claro que «su política de ‘covid cero’ va a causar muchas victimas pero va a permitir que el país vuelva a la senda del crecimiento», ha señalado.
Y naturalmente, esto volverá a empujar al alza los precios de la energía y, por consiguiente, a afectar a la inflación, una vez que el país asiático empiece a subir su demanda.
A propósito de posibles subidas de tipos de interés, Lagarde ha insistido en que «mantener el rumbo es el mantra de la política monetaria del BCE».
El japonés Kuroda, que ha defendido el esfuerzo de su país para volver a la senda de crecimiento tras décadas de deflación, ha optado por un optimismo moderado y ha vaticinado que la economía del país «puede crecer entre un 1 % y un 2 % en los dos próximos años».
Le Maire ha preferido centrarse en uno de los temas principales de esta edición del Foro de Davos, la lucha contra el cambio climático y la descarbonización, y ha señalado que «no se trata de China, Estados Unidos o Europa, sino del clima».
En su opinión, todo lo que se haga, «todo lo que se invierta debe ir encaminado en esta dirección» o, de lo contrario, la factura será «infinitamente más cara».
La postura del FMI, ha dicho Georgieva, es la misma, por lo que el organismo anima a invertir capital público y privado «en este sector en particular y países emergentes en general», ya que los acuerdos «verdes» pueden «no ser efectivos en los países emergentes».
Le Maire ha recalcado también la urgencia de «poner fin a la guerra en Ucrania, que no es un conflicto regional, sino mundial, y tiene un impacto directo sobre el precio de las materias primas y de la energía, además de suponer una amenaza para los valores comunes europeos».