No puede decirse que la puesta en marcha del Bono Cultural Joven vaya sobre ruedas. Si durante el periodo de inscripción de los beneficiarios hubo innumerables quejas por la complejidad del procedimiento y por los fallos de la web habilitada para realizar el trámite, ahora son empresas culturales las que denuncian diferentes problemas, tanto para adherirse a la iniciativa como con el funcionamiento del sistema para que los usuarios utilicen la tarjeta. Los gremios de Llibreters y de Cinemes de Cataluña confirman el malestar entre no pocos de sus asociados. Malestar que, les consta, es de ámbito nacional en sus ramos.
Marià Marín, secretario técnico del Gremi de Llibreters, resume en dos puntos el descontento: la lentitud en la resolución de los expedientes para darse de alta como empresa asociada al Bono Cultural Joven y los errores del mecanismo establecido para que este pueda utilizarse. Esto es, datáfonos de empresas ya inscritas que no reconocen tarjetas de usuarios de la ayuda, con la consiguiente frustración de unas y de otros.
El Ministerio de Cultura y Deporte admite que esta disfunción técnica se ha producido en “casos puntuales”, mientras que el Gremi de Llibreters eleva la incidencia a un “porcentaje significativo” de sus afiliados.
El ministerio afirma que el problema ya se ha resuelto y la asociación explica que se le ha comunicado que así es desde el lunes pasado, pero añade que aún no ha tenido tiempo de comprobar entre los agremiados si la cuestión está solucionada o no.
RECORDATORIO
“Esta misma semana se ha recordado a las entidades y empresas adheridas la importancia de que den de alta y revisen todos los datos requeridos para el correcto funcionamiento del Bono Cultural Joven”, agrega el departamento encabezado por Miquel Iceta. Y prosigue: “Las entidades y empresas adheridas han de aportar los datos de sus TPV (terminales de venta) en la plataforma del Bono Cultural Joven. Cualquier fallo o error a la hora de dar de alta esa información impide que el pago se realice efectivamente”.
En cuanto a la tardanza en la resolución de las adhesiones, el ministerio indica que “el plazo máximo para resolver las solicitudes es de seis meses desde la fecha de presentación”.
BONDAD EMPAÑADA
El Gremi de Llibreters aplaude el Bono Cultural Joven, una política de fomento dirigida a “una edad crítica en el consumo cultural”, en palabras de Marín. No obstante, el secretario técnico lamenta que “la bondad de la iniciativa” se vea empeñada por los problemas en su aplicación. “Si el ministerio hubiera trabajado estrechamente con los sectores culturales, todo habría sido más fácil”.