Saltan las alertas ante la primera ola de frío siberiano que puede afectar a España al producirse el fenómeno conocido como ruptura del vórtice polar

nieve polar frio
nieve polar frio

Comienza a sonar con fuerza y ha despertado los peores temores de cara al próximo invierno y en un año en el que las condiciones climáticas se han tensado dejando una ola de calor y una sequía históricas. Ya han comenzado a saltar las alertas ante la primera ola de frío siberiano que puede afectar a España al producirse el fenómeno conocido como ruptura del vórtice polar.

La AEMET ya ha advertido de que no descarta que esto ocurra en las próximas semanas y distintos meteorólogos y medios especializados ya han puesto fecha a la llegada del conocido como invierno meteorológico, es decir, de las condiciones propias de la época invernal más allá de lo que indique el calendario.

Y lo que se traduce, en definitiva, en un radical cambio de tiempo, teniendo en cuenta que España ya ha afrontado el paso de las primeros frentes de borrascas -alguna de magnitud considerable como Denise– empujadas por el corredor conformado por el chorro polar, que además de mucha lluvia inauguró en noviembre las primeras heladas.

¿Qué es el vórtice polar?

Lo primero que hay que tener claro es de qué estamos hablando cuando nos referimos a este fenómeno. El vórtice se trata de un ciclón persistente a gran escala situado cerca de las zonas polares terrestre (ártica y antártica), que se localiza mayormente en la zona media y alta de la troposfera y de la estratosfera. Este ciclón envuelve las altas presiones polares dando lugar al llamado frente polar.

Es más potente en el invierno hemisférico, es decir, cuando el gradiente térmico es más escarpado, por lo que acostumbra a disminuir e incluso desaparecer en verano. Existen diferencias entre el antártico y el ártico. El primero es más pronunciado y persistente, mientras que el segundo es alargado y cuenta con doble centro, con dos centros, uno en la isla canadiense de Baffin Island y el otro en el noroeste de la región rusa de Siberia.

Cuando el vórtice troposférico del Ártico es potente y tiene una forma casi circular se mantiene con un solo vórtice que forma una corriente en chorro cerca de ese frente polar antes mencionado. Sin embargo, lo que suele ocurrir es que que el vórtice troposférico septentrional se debilita dividiéndose en dos o más vórtices pequeños. Si esto se produce, el flujo de aire se vuelve más desorganizado y las masas de aire ártico frío pueden empujar hacia el ecuador, lo que se traducen en veloz y brusco descenso de la temperatura.

¿En qué consiste la ruptura del vórtice polar?

La ruptura del vórtice polar es un fenómeno extremo también conocido como calentamiento súbito de la estratosfera. En líneas generales, el vórtice se rompe completamente y puede producirse un calentamiento asociado de 30-50 °C  durante unos días.

El aumento y disminución del vórtice polar está impulsado por el movimiento de masas y la transferencia de calor en la región polar. En otoño, los vientos circumpolar aumentan su velocidad y el vórtice polar sube a la estratosfera. La consecuencia es que el aire polar acaba conformando una masa de aire giratoria y coherente. Lo que conocemos como el propio vórtice polar.

A medida que se aproxima la estación invernal, el núcleo del vórtice se enfría, los vientos caen y la energía del vórtice se reduce. Así, al acercarse el final del invierno y el inicio de la primavera, el vórtice se halla en su punto de mayor debilidad. El desenlace que se produce durante el final del invierno, se corresponde con grandes fragmentos del aire del vórtice que pueden ser desviados hacia latitudes más bajas por sistemas meteorológicos más fuertes que se introducen desde esas latitudes.

En el nivel más bajo de la estratosfera, permanecen fuertes gradientes de vorticidad potencial, y la mayor parte de ese aire permanece confinado dentro de la masa de aire polar hasta diciembre, en el hemisferio sur, y abril, en el hemisferio norte, mucho después de la ruptura del vórtice en la estratosfera media.

En este sentido, la ruptura del vórtice polar del norte se produce entre mediados de marzo y mediados de mayo. Este acontecimiento significa la transición del invierno a la primavera y tiene repercusiones en el ciclo hidrológico, las estaciones de crecimiento de la vegetación y la productividad general del ecosistema.