Un lío. El PSOE ha cancelado un acto previsto en Ifema para este sábado que tenía como fin celebrar el tercer aniversario de la victoria electoral de Pedro Sánchez, el 10 de noviembre de 2019.
Los barones del partido, que ya se ausentaron en Sevilla de los fastos del 40 aniversario de la primera victoria de Felipe González -salvo el extremeño Guillermo Fernández Vara-, prosiguen su estrategia de guerra por su cuenta cuando faltan poco más de seis meses para las elecciones municipales y autonómicas de mayo de 2023. El poder territorial del PSOE se juega en el centro y la predisposición de Sánchez de rebajar el alcance penal del delito de sedición, en plena negociación con ERC por los presupuestos, ahuyenta a los principales presidentes autonómicos del partido.
El PSOE sufre a medida de que acerca la fecha de las elecciones municipales y autonómicas. Pese al leve repunte en la intención de voto que señalan algunas encuestas, el partido no termina de sobreponerse al liderazgo del PP. Por eso, ha llegado el momento de que el poder territorial del partido haga la guerra por su cuenta. Uno de los primeros en contestar el rumbo de la dirección fue el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, quien se enfrentó a la política de alianzas con los independentistas y a la forma de tratar al líder de la oposición, el popular Alberto Núñez Feijóo.
El lío que enfrentó a Page con la cúpula socialista evidencia el problema que afrontan algunos barones del PSOE tras más de dos años de relaciones en el Congreso con las principales fuerzas secesionistas vascas y catalanas, que tienen muy mala prensa en las comunidades de la España central. Y es que las palabras del presidente castellanomanchego las podría haber suscrito, sin ir más lejos, otro referente autonómico de los socialistas, el jefe del Gobierno aragonés, Javier Lambán, muy crítico con el independentismo.
El contexto político es adverso para los planes electorales de Ferraz. Y en el PSOE, las fuentes consultadas advierten de que hay muchos alcaldes y presidentes autonómicos nerviosos. No obstante, la dirección no cree que la marca esté en horas bajas. Tampoco maneja proyecciones electorales adversas en los territorios donde gobiernan, como Castilla-La Mancha, Aragón o Baleares. Pero la salida de tono del barón castellanomanchego buscó desmarcarse de una política que no beneficia las opciones de revalidar el cargo de algunos de los nueve presidentes del partido.
Eso sí, en privado, algunos destacados socialistas no dudan en reconocer que en el partido hay «miedo» por los comicios de mayo de 2023, porque la crisis económica, agravada por la guerra en Ucrania y el alza de los precios de la energía, puede ser la tumba de muchos alcaldes y presidentes autonómicos que se someterán en menos de un año al test de las urnas.