Esta es una receta bastante sencilla pero, a la hora de su realización, deben respetarse ciertos pasos para que quede perfecto.
En primer lugar, tendremos muy en cuenta el queso a usar, ya que un queso blando fundirá a menor temperatura que otro más seco. Por otro lado, no es lo mismo un tipo de queso fundente como el cheddar o el queso mozzarella, que otro que funda menos, como un manchego curado o el queso parmesano. En nuestra receta, hemos usado un manchego tierno el cual, digamos, es un término medio.
Otro factor a tener en cuenta es el rebozado. Para asegurarnos que el queso quedará sellado, el rebozado será doble y después, se mantendrá en la nevera al menos media hora. Esto permitirá una fritura mejor y, a la hora de comerlo, el rebozado estará crujiente y el interior bien fundido.
También debe controlarse muy bien la temperatura del aceite a la hora de freír el queso. Nosotros hemos usado un poco de pan para ayudarnos a saber la temperatura ideal del aceite, que es la alternativa perfecta a cuando no se dispone de un termómetro. Aunque si tienes un termómetro de cocina y prefieres usarlo, recuerda que el aceite para la fritura debe estar entre 175 ºC y 180 ºC. Sobre el aceite, el de oliva aporta un excelente sabor a la fritura.
Solo queda preparar una salsa para acompañarlo. En nuestro caso, hemos usado una mermelada de tomate, pero cualquier otra mermelada de frutos rojos o un chutney acompañaría perfectamente a este plato.
Información de la receta
- Tiempo de preparación: 15 minutos
- Tiempo de cocinado: 10 minutos
- Tiempo total: 25 minutos
- Raciones: 4
- Categoría: entrante
- Tipo de cocina: española
- Calorías por ración (kcal): 252
Ingredientes del queso frito rebozado para 4 personas
- 400 g queso manchego tierno
- 100 g de harina de trigo
- 1 huevo XL
- Media cucharadita de sal
- 100 g pan rallado
- 300 ml de aceite de oliva
Cómo hacer queso frito rebozado
Cortar 400 g de queso manchego tierno en triángulos de 1 cm de grosor aproximadamente.
Preparar tres boles para el rebozado. Uno con 100 g de harina de trigo, un segundo bol con un huevo XL al que pondremos media cucharadita de sal y un último con 100 g de pan rallado. Batimos el huevo para poder rebozar el queso.
A continuación, pasaremos cada uno de los triángulos de queso primero por la harina, después por el huevo y, por último, por el pan rallado. Repetiremos este paso para así, aplicar a cada porción de queso un rebozado doble.
Una vez rebozadas todas las porciones de queso, las llevamos a la nevera durante 30 minutos.
Vertemos 300 ml de aceite de oliva en una sartén. La llevamos a fuego fuerte y le ponemos un trozo de pan para comprobar que el aceite está a la temperatura correcta. Cuando el pan comience a freírse es hora de incorporar el queso rebozado.
Freiremos el queso en tandas de dos porciones para no bajar la temperatura del aceite. La fritura será muy rápida, unos diez segundos por cada lado, que es lo suficiente para dorar el rebozado.
Para que el queso frito no sea tan graso, lo pasaremos una vez frito a un plato con papel absorbente.
Servimos el queso frito caliente con mermelada de tomate o la que más nos guste.
Resumen fácil de preparación
- Cortar el queso en triángulos de 1 cm de grosor
- Preparar tres boles con harina, huevo con sal y pan rallado
- Hacer un doble rebozado empezando por la harina, después el huevo batido y por último por el pan rallado
- Llevar las porciones de queso rebozado a la nevera 30 minutos
- Comprobar que el aceite está a la temperatura correcta con un trozo de pan
- Freír el queso durante unos 10 segundos por cada lado
- Llevar el queso frito a un plato con papel absorbente
- Servir el queso frito rebozado con mermelada de tomate o la que más nos guste