es el lago más profundo del planeta y se le conoce como el ‘ojo azul de Siberia’. Hace poco un grupo de nadadores fueron los terceros en intentar cruzar el lago a nado, pretendían hacer 120 kilómetros y lograron 70.
Los nadadores lo hicieron por relevos y no pararon en ningún momento: «Estoy bien, fue hermoso, muy agradable», explica el nadador Adrian Sarchet. «El agua estaba mucho más fría de lo esperado», cuenta Jaime Monahan, otra de las nadadoras.
Las temperaturas rondaban entre los 5º y los 8º: «Salir es la parte más difícil», «es un tramo de agua muy duro», dicen los nadadores tras salir del agua. Los ocho nadadores han querido concienciar al mundo sobre los problemas ecológicos en Siberia.
Nadar por la noche, un privilegio
«Nadar de noche fue increíble, ver las estrellas, sientes que estás en un mundo imaginario«, asegura el nadador Hassan Baraka. Este es un lugar que atrae a muchos deportistas que ponen a prueba en esta inmensidad sus capacidades.
Los nadadores que han participado en la prueba han dicho que volverán a intentarlo: «Ha sido un auténtico privilegio nadar en este agua y poder ponerme a prueba otra vez». Hace poco más de dos meses se grabó una imagen en este sitio, en la que la superficie se derrite debido a la época de deshielo y además el viento mueve la capa, por lo que parece que el lago respira. Todo un espectáculo.