A la gran mayoría de niños no les gustan las verduras. Eso es una pena, puesto que los colores, sabores y texturas que puedes encontrar en ellas son infinitas. Además, necesitamos comer este tipo de alimentos por todos los nutrientes tan necesarios que nos aportan. A razón de esto, los padres se las tienen que ingeniar para introducirlas en sus dietas. Hoy te proponemos un aperitivo que no se podrán resistir a probar. Estas croquetas de calabacín son perfectas para que tus hijos se diviertan comiendo, y a la vez, coman verduras. Y, si simplemente te quieres dar un gusto a ti mismo, no cambies de receta: esta también es para ti. Disfrutarás haciendo un plato tan demandado como son las croquetas, de manera muy sencilla y con un sabor excelente.
Con esta receta de croquetas de calabacín vas a conseguir una textura supercremosa en su interior y un rebozado crujiente en su exterior. Pero lo que está claro es que hay un punto clave para poder cocinar y disfrutar bien de las croquetas de calabacín: tener paciencia… porque, sin duda, las ganas de comerlas serán enormes.
Información de la receta
- Tiempo de preparación: 3 horas y 45 minutos
- Tiempo de cocción: 20 minutos
- Tiempo total: 4 horas y 5 minutos
- Raciones: 6 (30 unidades)
- Categoría: entrante
- Tipo de cocina: española
- Calorías: 147 kcal por cada 100 g
Ingredientes de las croquetas de calabacín para 6 personas
- 400 g de calabacín
- 60 g de harina de trigo
- 60 g de mantequilla
- 220 g de pan rallado
- 600 ml de leche entera
- 2 huevos
- 1/2 cebolla
- 1 cucharadita de nuez moscada
- Hierbabuena
- Perejil fresco
- Sal
- Pimienta negra
- AOVE
Cómo hacer las croquetas de calabacín
Para comenzar la receta, debemos preparar los ingredientes. Después de lavar bien el calabacín, lo picamos junto con la cebolla a dados pequeños. Una vez cortados, pasamos la cebolla a una sartén previamente calentada con dos cucharadas de aceite y rehogamos durante 3 minutos aproximadamente. Pasado este tiempo, añadimos el calabacín y salpimentamos. Dejamos en el fuego hasta que el calabacín y la cebolla estén tiernos y dorados. Reservamos.
En la misma sartén, añadimos la mantequilla y dejamos que se derrita.
A la mantequilla derretida, le añadimos la harina de trigo. En este paso no debemos dejar de batir porque así evitaremos que se formen grumos. Estará bien cocinada cuando se forme una masa.
Y… seguimos batiendo. Pero en este caso, añadiendo a la misma vez la leche previamente calentada. Tener en cuenta este detalle ayudará a que la bechamel salga cremosa y sin ningún tipo de grumos. Añadimos sal y nuez moscada al gusto y seguimos removiendo para que toda la mezcla coja sabor.
A continuación, mezclamos el calabacín y la cebolla con la bechamel y dejamos cocinar a fuego suave. Algo que te ayudará a saber cuándo está ya cocinada es darle con una espátula a la masa y, cuando esta se despegue de la sartén sin pegarse, tendremos ya nuestra bechamel. Este será el momento de añadir una hoja de hierbabuena picada a nuestra bechamel.
Pasamos la masa a un recipiente o una fuente y la tapamos con papel transparente. Debemos pegarlo a la masa para evitar que se forme una costra dura por encima. Pasamos a la nevera durante unas 3 horas aproximadamente. Cuanto más tiempo esté en frío, mejor saldrán las croquetas.
Una vez haya pasado el tiempo, es momento de formar nuestras croquetas. Cogemos una porción de la masa y hacemos la forma que más nos guste.
Después de crear nuestras croquetas, debemos repetir dos veces los siguientes pasos: mojarlas en huevo y seguidamente pasarlas por pan rallado. Haciéndolo de esta manera conseguiremos una capa exterior más gruesa y crujiente que hará un contraste espectacular con el interior jugoso y cremoso de la croqueta.
Ahora solo nos queda freír nuestras croquetas. La temperatura idónea del aceite son unos 170 °C. Dejaremos que las croquetas se frían hasta que se consiga un color dorado o el deseado por cada uno. Cuando estén listas las sacamos y las dejamos sobre un plato con papel absorbente.
¡Ya tenemos nuestras croquetas! Solo te falta con quién compartirlas, pero de seguro esto no será problema porque es una receta que gustará tanto a niños como a mayores.
Resumen fácil de preparación
- Picamos en cubos la cebolla y el calabacín y los sofreímos en una sartén. Reservamos
- En la misma sartén derretimos la mantequilla. Una vez derretida agregamos la harina y sofreímos un par de minutos
- Vamos agregando la leche caliente poco a poco y sin parar de remover
- Salpimentamos y le añadimos un toque de nuez moscada al gusto. Ya tenemos nuestra bechamel
- Juntamos los calabacines y cebolla reservados con la bechamel junto a una hoja de hierbabuena picada. Removemos todo bien
- Ponemos la masa en un recipiente y la tapamos a ras de la masa con papel film para evitar que se haga una costra por encima
- Enfriamos en el frigorífico durante 3 horas aproximadamente
- Formamos nuestras croquetas
- Las mojamos en huevo y las rebozamos en pan rallado dos veces
- Freímos las croquetas hasta que salgan doradas y las escurrimos en un plato con papel absorbente
- Croquetas listas. ¡A disfrutar!