Carlos Pérez es el promotor de Óvera, un restaurante que recibe su nombre por la hija de Carlos Vera. Esta aventura gastronómica repleta de luz y energía se encuentra en un agradable y confortable local de corte contemporáneo e ideas radiantes. De los orígenes como taberna con los que se dio a conocer Carlos, en el extinto Hokuto, queda la pasión por el producto y el trato cercano.
La propuesta parte de las numerosas y excelentes materias primas que se encuentran en la surtida despensa gallega, pero en vez de hacer recetas típicas con estos productos, se exploran los sabores inspirados en Asia y sus distintas cocinas, tan interesantes e intensas. Óvera es otra gran opción para conocer la cocina japo-gallega, un neologismo culinario que gana practicantes y seguidores, puesto que para la coquinaria nipona los pescados, mariscos y algas son los cimientos, y justo esos productos se encuentran en abundancia en las costas del litoral gallego.
De la exuberante lonja de la ciudad vienen grandes pescados y mariscos como el atún que se emplea para preparar un irresistible usuzukuri con jengibre y aceite de oliva o las variedades más consumidas en la provincia, que se preparan como sashimi o con técnicas como el asado, para después acompañarlas de salsa teriyaki. También hay platos muy elaborados como la caldeirada –cocido tradicional de la cocina portuguesa y gallega– de cabracho servida como un sashimi; el nigiri de almeja de concha fina con tocino fundido u otro nigiri de marcado sabor: el de jurel con tomate.
Aunque el 85% de la carta se compone de pescado, hay platos de carne como el long bao de ternera y pimientos de Padrón o aperitivos pensados para el vermut como los dumplings de choco, huevo y gambas o panceta; la cangreburguer –una jugosa hamburguesa a base de carne de cangrejo– o las brochetas.
Carlos explica con orgullo que su cocina es fácilmente reconocible, en sus creaciones no se encuentran sashimis convencionales, sino que llevan la huella indeleble de sus experiencias y gustos personales en cuanto a la gastronomía se refiere. Y precisamente de brindar experiencias es lo que encierra el concepto central de Óvera: ser un espacio donde todos los detalles deriven en una vivencia memorable respecto a la comida, porque comer es una acción que va mucho más allá de lo que hay en el plato.