La tonadillera se encuentra ante una complicada encrucijada que puede marcar para siempre su reputación.
No son buenos tiempos para Isabel Pantoja. No hace falta ser un lince de la prensa del corazón para percatarse de que atraviesa horas muy bajas, tanto en lo personal como en lo profesional. Sin conciertos a la vista a consecuencia de la pandemia de coronavirus y con su último programa, ‘Top Star, ¿Cuánto vale tu voz?’ incumpliendo los objetivos de audiencia impuestos por Telecinco, la cantante se enfrenta a una situación muy complicada marcada por numerosas deudas que empiezan a asomar su fea cara a la vuelta de la esquina. Pero no es la economía lo que más quita el sueño a la exsuperviviente, sino que es el duro enfrentamiento que todavía mantiene con su hijo lo que de verdad le aterra por las noches.
En el foco de la polémica se ha colocado estos días la comunión de Francisquito Rivera, el hijo que Kiko tuvo con Jessica Bueno. Sin embargo, la ausencia que más ha dado que hablar en esta celebración familiar no ha sido la de la tonadillera, sino la de Anabel Pantoja. La sobrinísima lamentó que no la hubieran invitado con el pretexto de la pandemia de coronavirus, pero que, sin embargo, luego se reunieron más personas de las que esperaba, entre las que no se encontraba ningún miembro del clan Pantoja más allá de Kiko Rivera, su pareja Irene Rosales y las hijas que tienen en común, hermanas del pequeño Francisco.
El DJ dejó caer que había sido Jessica Bueno quien había restringido la lista de invitados. Kiko Rivera aseguró entonces que él también organizaría una celebración para que Francisquito pudiera disfrutar también “con su gente de aquí”, esto es: su tía Isa Pantoja, su primo Alberto y su “tata” Anabel Pantoja. Es llegados a este punto cuando aparece la pregunta inevitable: ¿irá Isabel Pantoja a la ‘segunda’ comunión de su primer nieto?
El dilema de Isabel Pantoja
Hace pocos meses se celebró el cumpleaños de una de las nietas de la tonadillera. Se generó mucho interés en torno a la incógnita de si sería capaz de levantar el teléfono y enfrentarse a Irene Rosales para felicitar a la niña. Finalmente lo hizo, pero igualmente no salió bien parada. La pareja de Kiko Rivera desveló en ‘Viva la vida’ que no le había parecido bien parte del mensaje que la abuela dedicó a la pequeña, dibujando una vez más un perfil de la cantante muy poco halagüeño.
Ahora, Isabel Pantoja se enfrenta a un dilema similar, incluso algo más complejo. Su hijo Kiko Rivera dejó claro ante miles de espectadores que iba a celebrar una segunda fiesta por la comunión de Francisquito, e invitó públicamente a su madre: “Por su puesto, si quiere venir, será bienvenida. Yo no puedo quitarle el derecho a una abuela de ver a su nieto, ni a mi hijo de ver a su abuela”.
La pregunta es evidente: ¿aceptará la invitación? Lo cierto es que si la declina su imagen pública se verá muy afectada, teniendo en cuenta el tiempo que hace que no ve a Francisquito. Muchos no entenderán por qué una abuela no es capaz de aparcar las diferencias con su hijo para poder reunirse con su nieto, en un día de celebración en el que lo único que importa es la felicidad del chico y que esté rodeado de todos sus seres queridos. Bastantes ausencias hubo ya en la primera fiesta.
Por otro lado, Isabel Pantoja es consciente del ruido mediático que se armará si decide aceptar la invitación e ir a la ‘segunda’ comunión de su nieto mayor. Además, allí tendrá que enfrentarse a su primer encuentro con Kiko Rivera tras su enfrentamiento, un momento en que la tensión podría terminar estallando de la peor manera posible. La tonadillera se enfrenta a un dilema realmente complicado, y la cuenta atrás para que tome una decisión ya ha comenzado.