Con temperaturas cada vez más elevadas, adoptar rutinas sencillas como beber agua, ventilar de noche y organizar espacios frescos es clave para mantenerse seguro y saludable.
El verano de 2025 se presentará más caluroso que nunca, con olas de calor impredecibles que ponen en riesgo la salud de millones de personas. Las autoridades sanitarias ya activan alertas de calor y recomiendan medidas urgentes para proteger a los más vulnerables. La clave no es esperar, sino actuar con anticipación adoptando hábitos preventivos que resulten prácticos y accesibles para todos.
Entender el riesgo: ¿por qué el calor es peligroso?
El cuerpo regula su temperatura de forma natural sudando y aumentando el flujo sanguíneo hacia la piel. Sin embargo, cuando el ambiente es más cálido que la piel, estas defensas se ven comprometidas y aumenta el riesgo de agotamiento por calor o, en casos graves, golpe de calor. Personas mayores, niños, quienes trabajan al aire libre o viven en viviendas sin ventilación son especialmente vulnerables. Reconocer los síntomas –cansancio extremo, mareos, sudoración intensa o piel pegajosa– puede ser vital para actuar a tiempo.
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Hidratación inteligente: mucho más que beber agua
No basta con beber cuando se tiene sed. Se aconseja ingesta constante de líquidos, incluyendo agua, bebidas con electrolitos, agua de coco o infusiones suaves frías. Se desaconseja el consumo de bebidas azucaradas, con cafeína o alcohol, que aumentan la deshidratación. Un buen indicador es el color de la orina: si es muy oscuro, se necesita más líquido. En casos de sudoración abundante, una bebida con sales ayuda a mantener el balance corporal óptimo.
Ropa y estilo de vida frente al sol abrasador
Vestirse adecuadamente es fundamental. La ropa ligera, de tejidos naturales y colores claros ayuda a reflejar el sol y mejorar la transpiración. No subestimes un sombrero de ala ancha y gafas para proteger del sol directo. Evita ejercitarte o exponerte al aire libre entre las 12 y 17 h, cuando el sol es más implacable. En su lugar, reprograma actividades para primeras horas de la mañana o al caer el día.
Tu casa como refugio: crear un oasis fresco sin gastar de más
La vivienda puede convertirse en un santuario contra el calor. Por la noche, aprovecha el aire fresco abriendo ventanas y generando corrientes cruzadas. Durante el día, cierra persianas y cortinas en las fachadas más expuestas y apaga aparatos que generen calor. Si tienes ventilador, apúntalo hacia la ventana abierta para expulsar el aire caliente o combínalo con aire acondicionado ajustado a 27 °C, que reduce temperatura sin elevar demasiado el consumo energético.
Descansa con inteligencia: interior, sensación térmica y comunidad
Reorganiza horarios: evita siestas prolongadas durante el día y fomenta períodos de descanso en lugares frescos. Si no dispones de climatización, mantente en espacios públicos climatizados como bibliotecas o centros cívicos. No olvides las mascotas: asegúrate de que tengan agua fresca y sombra permanente. Comprueba regularmente el bienestar de personas mayores y vecinos; un simple gesto puede salvar vidas.
Primeros auxilios claros: actúa rápido ante síntomas de calor
Identificar síntomas permite intervención precoz: si alguien presenta agotamiento (piel fría y húmeda, mareo, pulso rápido), ayúdale a recostarse en lugar fresco, afloja su ropa y dale líquidos. Ante señales de golpe de calor (piel caliente, alta temperatura corporal, confusión, pulso fuerte), llama a emergencias y aplica compresas frías en cuello, axilas e ingles mientras llega ayuda profesional.
Calor que aumenta: una amenaza relacionada con el clima
La frecuencia e intensidad de las olas de calor está vinculada al cambio climático, que extiende los días calurosos y genera noches menos recuperadoras. No sólo es un asunto de salud individual, sino un reto colectivo: nuestras ciudades deben adaptarse con infraestructura verde, centros de refrigeración colectiva y campañas informativas. La comunidad tiene ahora la oportunidad de construir espacios más resilientes ante el calor.
Tu plan contra el calor: sencillo y efectivo
- Bebe constantemente, no esperes a tener sed.
- Viste ligero, natural y claro.
- Ventila la casa de noche, bloquea el calor diurno.
- Prioriza ambientes frescos, reprograma actividades.
- Actúa rápido ante síntomas de calor o agotamiento.
Adoptar estas prácticas no elimina el calor, pero reduce drásticamente el riesgo de enfermedades graves. Son gestos fáciles, económicos y transversales; capaces de proteger vidas cuando el sol aprieta con fuerza.
Este verano, convierte tu vida en una zona segura y fresca. La prevención es el mejor remedio.
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