Las pipas de girasol son un fruto que se suele consumir como aperitivo y están muy arraigadas a las costumbres de nuestro país. Suelen comercializarse tostadas y para su consumo es preciso desechar su cubierta externa o pericarpo. Su planta Helianthus, como se le conoce científicamente, significa en su traducción del griego «flor que gira con el sol», debido a su capacidad heliotrópica.
De acuerdo con un estudio realizado por la compañía GfK para Pipas USA (entidad que representa la producción estadounidense de pipas de girasol en mercados internacionales), en el que se encuestó a 1.035 personas de entre 12 y 64 años; «un 64% de los españoles consume pipas de girasol. Se trata del tercer snack más consumido en nuestro país. La medalla de oro corresponde a las patatas fritas (85%) y el segundo puesto lo obtienen las almendras (73%)».
Estacionalidad y origen
La siembra se lleva a cabo durante los meses de marzo y abril, cuando la temperatura del suelo alcanza en torno a los 8ºC. Respecto a la cosecha, el momento llega cuando, por la base del tallo, comienzan a secarse las hojas adquiriendo un color marronáceo. La fecha habitual de recolección coincide, durante la época de secano, con las últimas semanas de agosto o principios de septiembre.
El girasol es nativo del continente americano y su cultivo data del año 1000-1500 a. C. Según los investigadores, fue el conquistador español Francisco Pizarro quien lo encontró en Perú, donde los aborígenes veneraban una imagen de girasol como símbolo de su dios solar. Las semillas de esta planta se empleaban en aquellos tiempos de diversa forma. Las pipas que estaban destinadas para uso culinario se molían y se solían utilizar para hacer tortas en forma de pan. Además, en algunas ocasiones, se mezclaban con habas, calabaza o maíz y es muy probable que fabricaran un aceite que utilizaban en la elaboración del pan. Otros usos ajenos a la alimentación incluían, por ejemplo, su uso como colorante para teñir ropas o el propio cuerpo con función decorativa. También como aceite para la piel y el cabello o como antídoto contra las picaduras de serpiente.
Propiedades nutricionales
Según indica el «Libro de la Alimentación Española», publicado por la Federación Española de la Nutrición (FEN) junto al Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación de España, «las pipas de girasol son un alimento muy graso, fuente de minerales y vitaminas. En cuanto a su aporte energético, un puñado de 35 g de pipas aporta 203 kcal».
«El nutriente mayoritario son las grasas poliinsaturadas; contienen 22 g de esta grasa por 100 g de porción comestible y su proporción de hidratos de carbono y fibra es 20% y 3% respectivamente. En cuanto a otros nutrientes, son fuente de minerales como magnesio, fósforo, selenio, hierro, zinc y potasio; y de vitaminas como la vitamina E, la tiamina y la niacina. Además de la vitamina E, contienen otros compuestos no nutritivos de acción antioxidante (colina, betaina, lignano y ácidos fenólicos)», indica dicho documento.
Su perfil nutritivo hace que las pipas sean perfectas para estimular los agentes antioxidantes y nutrir al sistema nervioso, es decir, nos ayudan a combatir el estrés. Parece que las pipas de girasol, siendo tan pequeñas, no pueden tener más beneficios pero nada más lejos de la realidad y es que este pequeño vicio tiene también, como la mayoría de los frutos secos, un alto contenido en calcio (120 mg. por cada 100 g).
Contradicciones
Son pocos los que pueden resistirse a dichas semillas. Las asociamos con momentos placenteros y suelen comerse de forma compulsiva así que, la única forma de sacar partido a sus propiedades nutritivas sin resultar perjudiciales, es controlando su ingesta y, por supuesto, evitar las versiones que lleven mucha sal añadida o saborizantes.
Los expertos recomiendan prepararse una ración de unos 30 g al día (alrededor de unas 200 Kcal). Si se sobrepasa esta cantidad, lo que no es difícil debido a su poder adictivo, se podría llegar a alcanzar las 1000 Kcal que, junto a las comidas que hacemos a lo largo del día, añadirían un aporte extracalórico a nuestra dieta. Asimismo, al contener gran cantidad de ácido linoleico (un omega-6 pro-inflamatorio), su exceso podría ser el causante del taponamiento de arterias y accidentes cerebrales.
Además, son muchas las marcas que presentan las pipas en formatos muy salados o impregnadas con saborizantes, lo que supone un aporte extra de sodio. En este caso, se desaconseja su consumo a personas hipertensas, a aquellas preocupadas por la retención de líquidos o a las que padezcan afecciones cardiovasculares que requieren de dietas bajas en este mineral.
Su empleo culinario
Cada vez somos más los que urdimos ricas ensaladas aderezadas con pipas y sabrosos aliños para darles un distintivo toque, pero el uso de las pipas de girasol en la cocina va más allá. Estas semillas casan perfectamente tanto con platos dulces como salados pero… ¿cómo podemos sacarles partido? Se pueden mezclar con yogur y cereales para como desayuno o merienda; añadirlas en panes, magdalenas, pasteles… También son la estrella de numerosas recetas vegetarianas, adicionadas con el fin de aportar una textura crujiente a pastas, arroces o, incluso, al cuscús.
Su asequible precio hace de las pipas un producto accesible a todo tipo de bolsillos, por lo que te animamos a dejar volar tu imaginación, ¿en cuál de tus platos son las grandes protagonistas?