¡Y, cómo no! Os traemos una receta de orejas de carnaval tradicional, clásica, de tantas que podemos encontrar, pero con los mismos ingredientes básicos siempre: harina gallega, huevos, limón, una buena cantidad de anís, sal y manteca, que le da ese sabor tan característico y auténtico. Algunas llevan leche, otras llevan agua, y otras no llevan ni una cosa ni la otra. Y finalmente, el ingrediente de la discordia, la levadura, pues hay quien dice que levadura no, pues no salen crujientes y otros, levadura sí, para que la masa esté maleable. Personalmente las he hecho con levadura, sin levadura e, incluso, con una pizca de masa madre. Y el que las orejas nos queden o no crujientes no va a estar determinado por el uso o no de levadura. Si añadimos manteca, desmenuzada, y siempre al final, tendremos unas orejas de carnaval crujientes durante varios días.
Información de la receta
- Tiempo de preparación: 1 hora y 10 minutos
- Tiempo de cocción: 50 minutos
- Tiempo total: 2 horas
- Raciones: 8
- Categoría: postre
- Tipo de cocina: gallega
- Calorías: 245 Kcal por ración
Ingredientes de las orejas de carnaval para 8 personas
- 300 g de harina gallega (o en su defecto harina panadera)
- 2 huevos
- Ralladura de un limón
- 50 ml de anís
- 50 ml de agua
- 75 g de manteca de vaca (o mantequilla en su defecto)
- 2 g de sal
- Aceite de girasol u oliva para freír
- Azúcar glasé para espolvorear
Cómo hacer las orejas de carnaval
Preparamos los ingredientes y tamizamos la harina en un bol.
Rallamos el limón, añadimos los huevos, el anís, la sal y finalmente la manteca de vaca a temperatura ambiente y desmenuzada.
Mezclamos con las manos y trabajamos la masa hasta que esté lisa y elástica. Como siempre digo, dependiendo del tipo de harina que usemos, quizá tendremos que ajustar un poco las cantidades, así que os aconsejo no añadir todo el agua de golpe, si no poco a poco pues quizá no la necesitemos toda.
La tapamos y la dejamos reposar en la nevera una hora mínimo, aunque puede estar más tiempo sin problema. La masa se conserva varios días en la nevera. Pasado el tiempo de reposo, empezamos a formar las orejas.
Vamos cogiendo porciones de masa, hacemos pelotas pequeñas y las estiramos con un rodillo o la tradicional botella y las vamos colocando sobre la encimera. No os preocupéis por la forma, que nos queden un poco alargadas, pero las orejas son todo lo finas que se pueda y totalmente irregulares.
Si cogemos más cantidad de masa nos saldrá una oreja más grande pero también más difícil de manejar a la hora de freírla. No obstante, y como todo, esto es cuestión de los gustos y costumbre de cada casa. Es importante saber que no pondremos harina en la mesa de trabajo. Si la masa se nos pega, engrasamos un poco el rodillo y la encimera, pero nunca harina.
Una vez tenemos todas las orejas estiradas ponemos la sartén con abundante aceite al fuego para freírlas. Le añadimos una corteza de limón y anís estrellado para aromatizarlo. Salvo que tengamos ayuda para hacer las orejas, cosa que era habitual antiguamente en las casas cuando se hacían las orejas, principalmente porque se hacían grandes cantidades, es mejor tenerlas todas estiradas antes de freírlas. El tiempo en la sartén al ser tan finas es muy corto y hay que estar muy pendientes para darle forma y para que no se quemen. Por esto una persona tiene que estar atenta a la sartén en todo momento.
Vamos cogiendo las orejas con las manos y las llevamos a la sartén, aprovechando siempre este recorrido para estirarlas un poco más con las manos.
Las echamos con cuidado y con dos tenedores las arrugamos en el medio, para darle la forma de oreja, pero sobre todo para que no se empape en medio el aceite y quede uniformemente frita. Cuando está dorada por el primer lado (unos 20 segundos, dependiendo de la sartén y la lumbre), le damos la vuelta. La dejamos unos segundos más, y cuando vemos que está dorada la retiramos a una fuente honda, previamente forrada de papel de cocina. Las vamos poniendo de canto para que escurra mejor el aceite y para que no se rompan.
Después las vamos pasando a una fuente o cesta de mimbre, cómo antaño. Las espolvoreamos con azúcar y cuando las tenemos todas listas ya las podemos ir catando, si es que nos hemos podido resistir.
Resumen fácil de preparación
- Pesamos y medimos los ingredientes de la receta y tamizamos la harina
- Colocamos la harina en un bol y añadimos el resto de los ingredientes
- Incorporamos la manteca al final
- Amasamos hasta que la masa esté lisa y elástica
- La dejamos reposar una hora en la nevera
- Pasado el reposo hacemos pequeñas bolas de masa
- Ayudándonos de un rodillo estiramos las bolas lo más finamente posible
- Las vamos colocando en la encimera hasta tenerlas todas listas
- Ponemos una sartén con abundante aceite al fuego
- Cuando está caliente las vamos friendo por ambos lados
- Cuando están doradas las pasamos a una fuente
- Las vamos espolvoreando con azúcar glasé
- Y listas nuestras orejas bien crujientes para disfrutar