oculista
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El verano aumenta las consultas por irritación, infecciones oculares y traumatismos. Sigue estas pautas para disfrutar del sol sin riesgos para la vista.

Riesgos oculares que aumentan con el calor

El verano es tiempo de sol, vacaciones y actividades al aire libre, pero también representa una época crítica para la salud ocular. Factores como la radiación ultravioleta, el cloro de las piscinas, el uso intensivo de aire acondicionado y ciertas prácticas poco higiénicas elevan el riesgo de patologías como la conjuntivitis, la fotoqueratitis o el síndrome del ojo seco.

Según los especialistas, durante los meses estivales se produce un aumento del 25% al 30% en las urgencias oftalmológicas, muchas de ellas derivadas de problemas fácilmente evitables con una adecuada prevención.

Radiación solar y enfermedades oculares

Una de las principales amenazas para los ojos en verano es la exposición prolongada al sol sin protección adecuada. La luz ultravioleta puede provocar fotoqueratitis, una especie de quemadura en la córnea, y acelerar enfermedades degenerativas como las cataratas y la degeneración macular.

Por eso, los expertos insisten en la importancia de utilizar gafas de sol homologadas, que bloqueen el 100% de los rayos UVA y UVB, preferiblemente polarizadas, así como sombreros o gorras que refuercen la protección.

Cloro, sal y conjuntivitis: un trío de riesgo

El cloro de las piscinas y la sal del mar alteran la película lagrimal, provocando sequedad ocular, irritación y aumentando el riesgo de conjuntivitis, una de las enfermedades más frecuentes en verano, especialmente entre niños.

La solución más eficaz es usar gafas de natación, evitar bañarse con lentes de contacto y, tras el baño, enjuagar los ojos con agua dulce o suero fisiológico. También se aconseja mantener una higiene ocular adecuada, evitando compartir toallas, maquillaje o almohadas.

Aire acondicionado y ojo seco

El uso constante de aire acondicionado en interiores puede agravar el síndrome de ojo seco, una afección que se produce por la evaporación excesiva de las lágrimas naturales. Este problema afecta cada vez más a niños y adultos durante el verano, especialmente en espacios cerrados.

Para prevenirlo, es clave mantener una buena hidratación, evitar la exposición directa a corrientes de aire y utilizar lágrimas artificiales si aparece sequedad, picor o sensación de arenilla.

Más accidentes oculares en verano

Además de las patologías comunes, en verano se incrementan los traumatismos oculares relacionados con actividades recreativas o deportes al aire libre. Desde impactos con pelotas, hasta el uso de maquillaje contaminado o la exposición a arena y polvo, son múltiples las situaciones que pueden causar lesiones o infecciones.

Por eso es importante supervisar a los más pequeños, evitar el uso de productos cosméticos dudosos y proteger los ojos en entornos con partículas o posibles impactos.

Recomendaciones clave para el verano

Estas son las principales pautas para proteger la salud ocular en época estival:

  1. Gafas de sol homologadas con filtro UV 100%, mejor si son polarizadas.
  2. Sombrero o gorra para proteger del sol directo.
  3. No bañarse con lentes de contacto y utilizar gafas de natación.
  4. Evitar compartir toallas, maquillaje o almohadas.
  5. Hidratación constante y uso de lágrimas artificiales si es necesario.
  6. Evitar la exposición directa al aire acondicionado.
  7. Lavar las manos antes de tocarse los ojos y enjuagarlos tras el baño.

Cuándo acudir al oftalmólogo

Ante cualquier síntoma como visión borrosa, fotofobia, dolor ocular o sensación de cuerpo extraño, es fundamental acudir a un oftalmólogo para evitar complicaciones mayores.

Incluso aunque no se presenten molestias aparentes, se recomienda realizar una revisión ocular tras el verano, especialmente en personas con antecedentes o exposición frecuente al sol y al agua.

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