Toledo: Una marea humana ‘pasea’ para defender la tauromaquia

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Más de un millar de personas se dieron cita en la plaza de toros para comenzar un paseo que discurrió hasta la Plaza de Zocodover. Eugenio de Mora leyó un manifiesto en se clamaba que «la tauromaquia es cultura»

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Una agradable temperatura parecía querer sumarse a la defensa que el sector taurino hizo ayer de la tauromaquia. Con exquisita organización y respetando en todo momento las medidas de seguridad establecidas por las autoridades sanitarias, el colectivo taurino pretendió darse visibilidad ante el trato que están recibiendo por parte el Gobierno de España.


Matadores de toros naturales de nuestra provincia como Eugenio de Mora, Cristian Escribano, Álvaro Lorenzo y Ángel Téllez, y otros afincados en ella como Esaú Fernández, Canales Rivera o “Calita”, así como los que quisieron acompañarlos desde comunidades vecinas como Luis Miguel Calvo o Fernando Robleño, encabezaron una marcha junto a novilleros con picadores como Abraham Reina, Ignacio Olmos, Tomás Rufo, Aarón Rodríguez, Jorge Molina, Villita o Álvaro Alarcón, además de numerosos novilleros sin picadores y miembros de diferentes escuelas taurinas, quienes acompañados por banderilleros, picadores, miembros de cuadras de picar y tiros de mulillas, chóferes, transportistas, médicos, veterinarios, empresarios, apoderados y mozos de espadas, formaron un nutrido grupo representativo de cuanto se visten de luces.

El festejo popular estuvo representado por multitud de recortadores y amantes de los encierros que se pudieron contabilizar desde el comienzo del acto hasta su finalización en la Plaza de Zocodover. A ellos, hay que sumar el alto número de ganaderos de bravo y mayorales que se dieron cita a las puertas del coso de la calle Mendigorría: Alcurrucén, Conde de Mayalde, El Montecillo, El Ventorrillo, Los Candiles, La Olivilla, Adolfo Rodríguez de Montesinos, Bellos Montes, José Manuel Escolar, Sagrario Moreno Béjar, Mateo y Rodrigo, Hnos. Sánchez de León  o Carlos Serrano entre otros, tuvieron en sus representantes en este paseo, uniéndose así ante la necesidad de tomar medidas para la defensa de la tauromaquia, siendo ellos, quizá el estamento más damnificado por la imposibilidad de celebrar festejos, pues a la inexistencia de ingresos, hay que sumar que sus gastos son fijos.


Todos ellos arropados por uno de los pulmones de la tauromaquia: el aficionado; que venidos desde todos los puntos de la provincia, acudieron unánimes a la llamada de los profesionales, bien a título individual o bajo las pancartas de sus asociaciones para hacer músculo en la defensa de la fiesta. Caras conocidas del panorama nacional, personas asiduas a los tendidos de nuestras plazas, o ciudadanos anónimos que quisieron poner su granito de arena en la visibilización de esta actividad cultural.


Tras la lectura del manifiesto por parte del matador de toros Eugenio de Mora, de forma organizada, los asistentes se dispusieron a pasear hasta la Plaza de Zocodover, donde se hicieron una foto de familia, en un improvisado ruedo donde los más pequeños lancearon sus capotes al viento.

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Calle Mendigorría, Cardenal Tavera, Calle Armas… fueron los lugares por los que discurrió el multitudinario paseo, encabezado por niños ataviados con sus capotes, y que fue ganando adeptos durante su transcurso para que a la conclusión, fueran muchos más de cuantos empezaron, los que de forma educada y sin ninguna actitud reprochable, demandasen lo que es una verdad a gritos: «La tauromaquia es cultura.


El toro en el campo, en la plaza y en la calle es Patrimonio Cultural Inmaterial por Ley. Una Ley elevada como tal por una Iniciativa Popular, desde abajo. Un patrimonio irrenunciable en nuestra historia, un patrimonio único, una especie única, una cultura milenaria que se defiende bajo el amparo de la Constitución que garantiza la libertad y la igualdad de todos los hombres y mujeres.


En esa libertad e igualdad hablaban los taurinos en el manifiesto que fue proclamado que se trata de la «cultura de un pueblo libre que celebra la vida alrededor de un animal mitológico, con ritos milenarios que nuestra cultura latina ha sabido preservar».

El mundo del toro, que aúna una amalgama de personas «somos brutos y sabios, del sol y la sombra, de derechas y de izquierdas. Somos de la calle, de la cuerda y de la plaza» relataba el portavoz, para continuar afirmando que «la cultura con la que un pueblo se expresa alrededor de la tradición del toro, cultura que heredamos de nuestros abuelos y transmitiremos a nuestros nietos».


Cabe destacar que se trata de una manifestación cultural universal que mantiene un lazo de hermandad entre pueblos del Perú, de Venezuela, Ecuador, Colombia, Portugal, Francia, México y España, por lo que piden su defensa y libertad, ya que, «la cultura no se censura, la cultura no se puede limitar, la cultura no se puede reprimir».