Investigadores de la Universidad de Cambridge descubren el mecanismo que permite a la aspirina estimular el sistema inmunológico y reducir la propagación del cáncer
Un equipo de científicos de la Universidad de Cambridge ha identificado el mecanismo detrás del efecto de la aspirina en la reducción de la metástasis de algunos tipos de cáncer, un hallazgo que podría marcar un antes y un después en la prevención de la diseminación de la enfermedad. El estudio, publicado en la revista Nature, aporta información clave que refuerza los ensayos clínicos en curso y abre la puerta al desarrollo de tratamientos más eficaces y accesibles.
Un descubrimiento fortuito con grandes implicaciones
La metástasis es el proceso mediante el cual las células cancerosas se desprenden del tumor original y colonizan otras partes del cuerpo. Se estima que el 90% de las muertes por cáncer están relacionadas con la metástasis, por lo que encontrar formas de detener este fenómeno es una prioridad en la investigación oncológica.
El equipo de Cambridge investigaba cómo responde el sistema inmunológico a la metástasis, y en este proceso descubrieron un factor clave: las células T del sistema inmunológico pueden eliminar células cancerosas en movimiento con mayor eficacia que cuando estas ya han formado tumores en otros órganos. Al analizar 810 genes en ratones, identificaron 15 que influían en la metástasis, destacando uno en particular: ARHGEF1.
Los estudios demostraron que este gen inhibe la acción de las células T. Los ratones que carecían de este gen presentaban una reducción significativa en la metástasis de distintos tipos de cáncer en órganos como los pulmones y el hígado.
El vínculo inesperado entre el cáncer y la aspirina
El siguiente paso fue determinar cómo ARHGEF1 se activaba en el cuerpo. La respuesta llegó de manera inesperada: a través de una molécula llamada tromboxano A2 (TXA2), un factor de coagulación producido por las plaquetas. Esta conexión sorprendió a los investigadores, ya que el TXA2 es un compuesto bien conocido por su relación con la coagulación sanguínea y con los efectos anticoagulantes de la aspirina.
Aquí radica el hallazgo clave del estudio: la aspirina bloquea la producción de TXA2, lo que permite que las células T mantengan su capacidad de atacar las células cancerosas metastásicas.
Para comprobar su hipótesis, los investigadores probaron en ratones con melanoma si la aspirina podía reducir la propagación del cáncer. Los resultados fueron contundentes: los ratones tratados con aspirina mostraron una disminución significativa en la frecuencia de metástasis en comparación con el grupo de control.
Implicaciones clínicas: un tratamiento accesible y de bajo costo
El profesor Rahul Roychoudhuri, líder del estudio, destaca la importancia de estos hallazgos para el tratamiento del cáncer en etapas tempranas:
“Cuando el cáncer se propaga por primera vez, hay una ventana de oportunidad única en la que las células cancerosas son especialmente vulnerables al ataque inmunológico. Las terapias dirigidas a este momento crítico podrían prevenir la recurrencia del cáncer en pacientes con enfermedad temprana.”
Además, los investigadores señalan que el uso de aspirina o fármacos similares podría ser una alternativa más accesible y menos costosa que los tratamientos actuales basados en inmunoterapia, los cuales suelen requerir anticuerpos y medicamentos altamente especializados.
Precaución antes de la implementación clínica
A pesar del entusiasmo generado por este descubrimiento, los científicos advierten que la aspirina puede tener efectos secundarios graves en algunas personas, como hemorragias gastrointestinales, por lo que no se recomienda su consumo sin supervisión médica.
Actualmente, el equipo de Cambridge colabora con la profesora Ruth Langley, del University College de Londres, en el ensayo clínico Add-Aspirin, que busca determinar si la aspirina puede prevenir o retrasar la reaparición de cáncer en pacientes en etapas tempranas.
Un futuro esperanzador en la lucha contra el cáncer
Este estudio refuerza la idea de que la aspirina, un medicamento ampliamente utilizado desde hace más de un siglo, podría tener un papel crucial en la lucha contra la metástasis del cáncer. A medida que los ensayos clínicos avancen, este descubrimiento podría traducirse en nuevas estrategias terapéuticas que mejoren la supervivencia y calidad de vida de los pacientes oncológicos en todo el mundo.