España ha dejado de ser una “democracia “plena”, al bajar de escalafón y situarse como una “democracia con defectos” el año pasado, de acuerdo con el último Índice de Calidad Democrática que acaba de publicar la unidad de inteligencia de la revista The Economist.
España comparte la segunda categoría del índice con países como Estados Unidos o Chile -que también baja de categoría- o Israel.
El descenso se debe principalmente, a juicio de The Economist, a la división política para la renovación del Consejo General del Poder Judicial, el órgano de gobierno de los jueces, cuyo mandato expiró en 2018 y que sigue ejerciendo de manera provisional.
También cita el informe los desafíos existentes para la gobernanza del país que implican la “creciente fragmentación política”, la “sucesión de escándalos de corrupción” y “el nacionalismo regional al alza en Cataluña”.
España, que está en el puesto 24 de un total 167 países evaluados en cuanto a nivel democrático, ha retrocedido 0,18 puntos, situándose en los 7,94 en 2021, frente a los 8,12 que tenía el año anterior, de acuerdo con la publicación británica.
El índice se divide en cuatro categorías: democracias plenas, con defectos, híbridas y regímenes autoritarios.
La posición de España contrasta con la de Noruega, a la cabeza con 9,37 puntos, en la categoría de las democracias plenas, en la que también figuran Nueva Zelanda, Finlandia, Suecia, Islandia, Dinamarca o Taiwán.