El exbase llegó a Santiago emocionado y agradecido tras una experiencia que califica de “muy especial”
Llegó cansado, sofocado por el calor y agobiado también por un recibimiento en el que las fotos, los mensajes institucionales, las enhorabuenas de los aficionados y los curiosos… se atropellaron casi sin dejar resquicio para disfrutar de la belleza de la meta y del fin del trayecto. José Manuel Calderón, campeón del mundo, de Europa, subcampeón olímpico y en la elite de la NBA durante 14 temporadas (seis de ellas disputando los play-offs) completó ayer el Camiño de Inverno como protagonista de la sexta edición del Camino Acaba en Obradoiro que organiza el Obradoiro CAB con el apoyo de la Xunta de Galicia, de la Obra Social laCaixa y de Estrella Galicia, y el base repitió las palabras de sus predecesores en esta iniciativa: “Ha sido una experiencia única”.
“Es una experiencia muy especial. Increíble. No sabía qué esperar pese a todo lo que me habían contado pero supera con mucho las expectativas, además con un grupo especial. Nos hemos sentido muy cómodos desde el principio con todo el equipo Obradoiro y con toda su gente, amigos que nos han acompañado, y también aprovecho para recordar a todo el grupo de producción que ha estado con todos los micrófonos y cámaras a cuesta”, comentó poco después de su llegada. “También ha sido especial hacer todos estos kilómetros con gente con la que llevo trabajando mucho tiempo, que son parte de mi familia ya y con los que he tenido tiempo de hablar de miles de cosas, recordando anécdotas de toda esta carrera que hemos hecho juntos y en la que al final, aunque a ellos no se les ha visto, han sido igual de importantes de lo que he sido yo”, redundó.
Como todo buen peregrino asume Calderón que esta experiencia también le deja tocado: “Es verdad ha sido el Camino de Santiago pero ha sido también un Camino en el que he aprovechado para hacer un resumen de todo lo que ha pasado en mi carrera. Hemos hecho un diario de todo lo que nos ha ido sucediendo con miles de historias, y eso ha sido muy importante. Hemos pasado muchas cosas juntos pero hasta ha sido algo más”.
A la pregunta de qué aspecto ha sido el más duro, uno de los mejores bases de la historia del básquet español no duda: “El calor. Las primeras de Monforte, Chantada con el tema de la Ribeira Sacra hemos tenido una temperatura genial, pero estas dos últimas han sido muy calurosas. Igual si le preguntas a mi equipo dicen otra cosa porque si no llega a venir mi fisio (el ourensano Sergio Toba) que los ha vendado y preparado no sé cómo hubiera sido”, se sincera siempre con una sonrisa en su rostro.
¿Y qué ha aprendido Calderón en estos cuatro días del Obradoiro como club? “Yo me quedo sobre todo con su sentido de la continuidad. No es algo que se ve todos los días en el deporte y que el entrenador, la directiva lleve 10 años con la misma gente es difícil de ver. Al final es lo que se asemeja también a lo que yo tengo con mi equipo pues he estado veinte años como profesional, llevo con todos ellos entre 18 y esos 20 años, y al esa continuidad es buena para muchas cosas, para los buenos momentos, para superar los que no lo son tanto… y en eso nos parecemos”, enfatiza y apunta: “Nos han hecho sentir parte de ellos, como algo natural, y eso es lo que nos llevamos”.
Inevitable, por tanto, que si el ahora director asistente de la Asociación Nacional de Jugadores de Baloncesto (NBPA) se haya convertido ya en un embajador más del Camino, su gratitud hacia el Obra le haya convertido también en un obradoirista más. “Da igual que sea más o menos de un equipo, tengo control de todo lo que está pasando en el baloncesto pero no hay duda de que ahora lo haré con un poco más de sentimiento a este Obradoiro porque ya conoces a la gente que está también por detrás. Esto es clave para mí. Estaremos más atentos”, promete.