Pedro Sánchez ha despedido el curso político con una férrea defensa de su Gobierno de coalición y minimizando los roces entre PSOE y Podemos, al tiempo que ha pronosticado un cumplimiento del 90 por ciento del programa pactado con la formación de Pablo Iglesias al acabar la legislatura.
El presidente del Gobierno ha hecho balance de los meses más complicados para este Ejecutivo que se constituyó en enero y que pocas semanas después tuvo que empezar a gestionar la lucha contra la pandemia del coronavirus.
Durante una conferencia de prensa en la Moncloa, Sánchez ha prometido que hablará con todas las fuerzas políticas para buscar los votos necesarios para sacar adelante los «presupuestos de la recuperación», porque para aprobar las cuentas del Estado «no hay límite de aforo».
Y todos los partidos deberán decidir «de qué lado están» y si quieren o no «arrimar el hombro».
Sánchez, además, ha señalado que la reforma fiscal llegará una vez que la economía esté ya recuperándose, pero no antes. Dicha reforma, ha advertido, hay que abordarla para que la recaudación sea «mucho más estable».
En su comparecencia tras el último Consejo de Ministros antes del descanso de verano, Sánchez ha tratado de restar importancia a las desavenencias con sus socios de Podemos en múltiples cuestiones, desde el diálogo con Ciudadanos a la posición de la formación morada ante la marcha de España del rey Juan Carlos.
Ha asegurado estar «satisfecho» y «orgulloso» con el trabajo de todos y cada uno de sus ministros y ha señalado que el Gobierno de coalición tiene una hoja de ruta y un compromiso claro rubricados en el pacto de la coalición.
Incluso ha dicho que este Ejecutivo que «decide y actúa, que se audita y autoevalúa», ha puesto en marcha ya más del 55 por ciento de los compromisos y logrará cumplir el 17,3 por ciento de ellos antes de que acabe este año, a pesar de la difícil coyuntura por la COVID-19 y la recesión que ha provocado.
Ha elevado al 90 por ciento el cumplimiento del programa para 2023, porque ha insistido, además, en que ésta va ser una legislatura «larga y fructífera».
No ha querido Sánchez entrar en las polémicas de los últimos días en el seno de la coalición.
Y ha insistido en que dicha coalición está cohesionada a pesar de reconocer que la conforman partidos con «culturas políticas distintas», con opiniones diferentes e incluso con una forma distinta de afrontar los retos.
En todo momento ha advertido Sánchez de que quedan por delante aún «meses muy duros» y ha señalado que no piensa esconder la «gravedad de la situación», pero ha insistido en que el Gobierno está para dar estabilidad y ha defendido la respuesta que se ha dado hasta el momento a la pandemia y a la crisis que ha traído consigo.
Una respuesta que ha calificado de «más que razonable», en la que el Gobierno ha tenido como principal propósito «salvar vidas, defender la salud pública y no dejar a nadie atrás».
En una larga exposición inicial, Sánchez ha repasado todas las medidas tomadas desde que estallo la pandemia -veintidós reales decretos ley, 98 resoluciones y 130 órdenes ministeriales-, las principales actuaciones para paliar los efectos económicos o las múltiples reuniones de coordinación con las comunidades.
El jefe del Ejecutivo ha explicado que antes del coronavirus España tenía un proyecto de transformación, y la pandemia no lo ha aparcado sino que ha «acelerado» la necesidad de esos cambios. «Estábamos en el rumbo adecuado y la pandemia nos urge» a acometerlo, ha dicho.
Después ha expuesto numerosas medidas que quiere poner en marcha, para insistir en que «nada será posible» si no se dota del marco presupuestario adecuado.
«Es tarea del Gobierno elaborar los presupuestos y responsabilidad de los partidos arrimar el hombro», ha advertido Sánchez, quien ha insistido en que «la base» de estas cuentas es el pacto de la coalición pero como se necesitan 21 escaños más para sacarlas adelante hablará con todos y a todos les pide «altura de miras».
«No tiro la toalla», ha dicho Sánchez, quien ha insistido en que España no puede continuar con unos presupuestos prorrogados desde 2018, sobre todo cuando siguen quedando «meses muy duros» por delante.
Todo en una comparecencia en la que la mayor parte de las preguntas que ha tenido que responder eran relativas a la decisión del rey Juan Carlos de abandonar España.
Sánchez ha reiterado su respeto a la decisión del rey emérito y no ha querido desvelar cómo ha gestionado Zarzuela con el Gobierno este proceso.
Pero sobre todo ha insistido en que su Gobierno «considera plenamente vigente el pacto constitucional».