Una vez más, RENFE, la principal compañía de transporte ferroviario de España, se encuentra en el ojo del huracán por sus reiteradas desatenciones a los pasajeros. Esta mañana, un tren programado para las 8 de la mañana que haría el trayecto Puertollano Madrid, sufre un retraso significativo sin previo aviso, en el momento de esta redacción aún continúan parados en mitad del campo, dejando a los pasajeros encerrados en sus vagones durante un tiempo indeterminado.
La frustración entre los viajeros aumentó cuando, ya montados en el tren, les comunicaron que el tren se mantenía en espera y que la hora de salida era desconocida. Lo que hace aún peor la situación es que las puertas del tren permanecían cerradas, sin dar la opción a los pasajeros de abandonar el vagón durante la espera, luego el tren se puso en marcha pero a pocos minutos del trayecto se vuelve a detener y aún siguen dentro de él a la espera.
Los afectados expresaron su indignación, no solo por la espera, sino también por la falta de atención de RENFE ante la situación. Muchos de los pasajeros tenían conexiones con otros trenes en Madrid, o reservas de avión las cuales se perdieron debido al retraso. Según las denuncias de los afectados, la compañía ni siquiera atendió las llamadas de los pasajeros en medio de esta crisis.
Este tipo de incidentes no son nuevos en la historia de RENFE. La falta de comunicación y la indiferencia de la compañía ante las necesidades de sus pasajeros han generado repetidas quejas. Sin embargo, parece que RENFE aún no toma medidas eficaces para mejorar su servicio y evitar que estas situaciones se repitan.
Es hora de que RENFE, como proveedor principal de transporte público en España, tome responsabilidad por estos incidentes y establezca un plan de acción efectivo para mejorar su atención al cliente y evitar futuras incidencias. Los pasajeros merecen un servicio de transporte eficiente, puntual y, sobre todo, respetuoso con sus necesidades y tiempo.