La noche del Viernes Santo en Puertollano se convirtió en escenario de una profunda manifestación de fe y tradición, tras la breve pausa que la lluvia concedió, permitiendo así que más de 300 cofrades tomaran las calles en la procesión que rinde homenaje al Santo Entierro. El evento, que duró alrededor de dos horas, no solo demostró la devoción de la comunidad sino también su resiliencia ante las adversidades climáticas.
Un Inicio Solemne
Desde la plaza de la Iglesia de la Asunción, el silencio respetuoso del público, junto con el repique de la Banda de Tambores de la Cofradía Pasionaria, marcó el inicio de este desfile procesional. La procesión fue presidida por la imagen del Santísimo Niño Jesús, revestido en morado, a lo que siguió el Cristo de las Maravillas, una venerada talla de pasta de madera que data de la década de los 40 y procede de los Talleres de Arte Cristiano de Olot.
El Cristo Yacente como Imagen Central
El momento más emblemático de la procesión lo constituyó el paso del Cristo Yacente, llevado con gran esfuerzo y devoción por 35 costaleros. Esta obra, creación del imaginero linarense D. José Ángel Palacios Fernández, simboliza el sacrificio y la pasión de Cristo, siendo seguido de cerca por el paso de la Soledad, en una representación conmovedora de la pena y el amor.
Unión y Comunidad en la Procesión
A este solemne acto se sumaron los pasos de La Piedad y el Santo Descendimiento, partiendo desde la Parroquia de San José y el guardapasos de la calle Cervantes, respectivamente. El cierre de la procesión lo marcó la presencia de las autoridades municipales, evidenciando el apoyo y la unidad entre la fe y la gestión pública. Entre ellos se encontraban el Alcalde Miguel Ángel Ruiz, miembros del equipo de gobierno y de la oposición, así como los máximos representantes de las fuerzas de seguridad.
Reflexión y Esperanza
Este acto no solo resalta la riqueza cultural y espiritual de Puertollano sino que también refleja la importancia de la Semana Santa como momento de reflexión y renovación para la comunidad. La procesión del Santo Entierro se convierte, año tras año, en una demostración palpable del compromiso de Puertollano con sus raíces y su fe, brindando a propios y visitantes una experiencia de recogimiento y esperanza.
La Semana Santa en Puertollano sigue siendo un testimonio vivo de la historia, la devoción y la identidad de una comunidad que, pese a los desafíos, mantiene vivas sus tradiciones, fortaleciendo el tejido social y espiritual que la define.