Un año más de compromiso y eficacia en la atención ciudadana
Las agrupaciones de voluntarios de Protección Civil de Castilla-La Mancha llevaron a cabo durante el año 2024 un total de 2.989 intervenciones, confirmando así una tendencia de estabilidad en el número de actuaciones que se viene observando desde 2019. A lo largo de este periodo, los datos han oscilado en torno a las 3.000 actuaciones anuales, ajustándose según la magnitud de las emergencias registradas en la región.
Este volumen de trabajo refleja no solo la capacidad de respuesta de estas agrupaciones ante situaciones críticas, sino también el compromiso sostenido con la seguridad y el bienestar de la ciudadanía.
Un descenso leve respecto al año anterior
En 2023 se contabilizaron exactamente 2.989 intervenciones, cifra que representa un ligero incremento respecto a las 2.735 registradas en 2022. Esta variación se explica en parte por factores externos como incendios forestales o fenómenos meteorológicos adversos, que cada año suponen un reto para los servicios de emergencia.
Este comportamiento, aunque variable, indica una clara tendencia de consolidación, con agrupaciones de Protección Civil que ya forman parte estructural del sistema de emergencias en la Comunidad Autónoma.
Coordinación con el 1-1-2: clave en la gestión de emergencias
La mayoría de estas intervenciones fueron coordinadas a través del Servicio de Atención y Coordinación de Urgencias y Emergencias 1-1-2 de Castilla-La Mancha, dependiente de la Consejería de Hacienda, Administraciones Públicas y Transformación Digital.
Gracias a esta coordinación, los voluntarios pueden actuar con eficacia y rapidez en momentos críticos, garantizando una respuesta organizada y profesional en contextos de riesgo para la población.
Picos de actividad: incendios forestales y fenómenos meteorológicos extremos
Agosto, el mes más activo del año
Con un total de 340 activaciones, el mes de agosto fue el periodo con mayor número de intervenciones. Dos factores principales explican esta cifra:
- Incendios forestales: se registraron cerca de 40 focos en toda la región.
- Activaciones del METEOCAM: el Plan ante el Riesgo por Fenómenos Meteorológicos Adversos fue activado en dos ocasiones por intensas lluvias que afectaron a Guadalajara, Albacete y Cuenca.
Octubre: intervención durante la DANA
Otro momento significativo se produjo en octubre, coincidiendo con la llegada de una gota fría que derivó en una Depresión Aislada en Niveles Altos (DANA). En total, se gestionaron 283 actuaciones con el apoyo de diversas agrupaciones de voluntarios, especialmente en zonas afectadas como Letur (Albacete) y Mira (Cuenca).
Estas intervenciones no solo consistieron en acciones de emergencia, sino también en la mitigación de daños materiales y apoyo a la población damnificada.
Temporada baja de activación: enero y febrero
En contraste con los meses de mayor actividad, el invierno suele presentar una carga de trabajo más baja para estas agrupaciones. Enero (168 intervenciones) y febrero (115 intervenciones) fueron los meses con menos activaciones, aunque esto no implica una interrupción de la labor voluntaria, ya que continúa el trabajo preventivo y formativo.
El valor estratégico de las agrupaciones de voluntarios
Las actuaciones desarrolladas por estos grupos de voluntarios ponen en valor su rol esencial en la estructura de emergencias regional, donde su presencia ha demostrado ser indispensable para una respuesta rápida, efectiva y cercana.
Su implicación no se limita al terreno de la emergencia directa, sino que incluye también actividades preventivas, formativas y logísticas, que fortalecen el tejido de protección ciudadana en Castilla-La Mancha.
Apoyo institucional: formación y recursos materiales
Conscientes de la importancia de estos colectivos, desde la Dirección General de Protección Ciudadana se mantiene un programa de apoyo integral a las agrupaciones, que incluye:
- Formación inicial y de actualización para los voluntarios.
- Especialización en áreas técnicas según el tipo de emergencia.
- Ayudas económicas y subvenciones para la adquisición de medios materiales, vehículos y uniformidad.
Esta inversión pública en formación y equipamiento garantiza que el trabajo de los voluntarios de Protección Civil se realice bajo estándares de calidad y seguridad, aumentando su eficacia en situaciones reales.