La sequía, el calor extremo y la presión del regadío agravan la situación hídrica en el Alto Guadiana, mientras se reclaman soluciones urgentes a la Junta.
Los acuíferos siguen bajando pese a una primavera lluviosa
El verano de 2025 ha dejado una preocupante factura hídrica en los acuíferos Mancha Occidental I y II, donde el nivel del agua ha descendido más de un metro, según confirman desde la Federación del Alto Guadiana (Fergualt) y las entidades gestoras de ambas masas de agua subterránea.
Aunque la primavera lluviosa permitió un ahorro notable y evitó un descenso aún más grave, las altas temperaturas del verano, unidas a las campañas de regadío —ya casi finalizadas—, han terminado provocando una caída significativa del nivel freático.
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“Estamos en un periodo de sequía a la espera de un cambio de ciclo de lluvia”, explica Ángel Bellón, presidente de Fergualt y de la Masa Mancha Occidental I, que lanza un llamamiento a la prudencia en el uso del agua, especialmente en los regadíos.
Regadíos más eficientes, pero aún bajo presión
Bellón ha querido destacar que el uso actual del agua para regadío “no tiene nada que ver con el de hace 15 o 20 años”, debido a una mayor eficiencia y a las limitaciones de dotaciones impuestas por la Confederación Hidrográfica del Guadiana. Aun así, reconoce que la presión sobre los recursos subterráneos sigue siendo elevada.
Desde la Masa Mancha Occidental II, José Joaquín Gómez califica la situación como “preocupante” y señala que el verano ha estado marcado por una alta actividad en los pozos, muchos de los cuales han requerido solicitudes de desprecintado para intentar bajar el nivel de captación, siempre dentro de lo legalmente autorizado.
“Se añade otro año negro a la lista”, lamenta Gómez, señalando que hay pozos que se han quedado sin agua y otros que ya no consiguen extraer agua en los niveles habituales.
Reclamaciones urgentes a la Junta de Comunidades
Ante la gravedad de la situación, Fergualt ha solicitado reuniones con la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha para exigir la adopción de medidas concretas. Entre ellas, destacan:
- La necesidad de infraestructuras hidráulicas que garanticen una mejor gestión del agua.
- La obligación a los municipios de engancharse a la tubería manchega, para aliviar la presión sobre los pozos, que todavía abastecen a muchas localidades.
La tubería manchega, destinada a canalizar agua superficial, se perfila como una pieza clave para reducir el uso de acuíferos y evitar su agotamiento.
Confianza en el nuevo año hidrológico
A pesar de todo, Ángel Bellón se muestra moderadamente optimista de cara al nuevo año hidrológico, que arranca el próximo 1 de octubre. Confía en que entre octubre y mayo pueda iniciarse una ligera tendencia de recuperación, que permita recuperar los 1,08 metros de nivel perdido en la Masa I.
“Con el control de riegos, el ahorro agrícola y el aporte de la tubería manchega, confiamos en poder estabilizar la situación”, añade, recordando que miles de familias viven directa o indirectamente del campo y dependen de estos recursos hídricos.
Un desafío compartido para el futuro del Alto Guadiana
La situación de los acuíferos Mancha Occidental I y II vuelve a poner sobre la mesa el desafío estructural del agua en Castilla-La Mancha. Las restricciones, el control de pozos, las infraestructuras pendientes y el cambio climático dibujan un panorama complejo que requiere consenso político, responsabilidad institucional y compromiso ciudadano.
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