La vacuna contra la COVID-19 se ha convertido desde el inicio de la pandemia en uno de los grandes anhelos de la comunidad científica, los poderes públicos y la sociedad en general, por la esperanza de que traerá consigo el inicio del fin de la crisis sanitaria. A pesar de que las investigaciones avanzan a ritmo de récord y de que tres empresas farmacéuticas ya han anunciado unos niveles elevados de la eficacia de sus fármacos, la fecha de la distribución es toda una incógnita. No obstante, los hospitales ingleses ya han recibido la indicación de prepararse para el lanzamiento en apenas 10 días.
Los hospitales ingleses contarán con las primeras dosis de la vacuna contra el coronavirus entre el 7 y el 9 de diciembre, según han informado autoridades del Servicio Nacional de Salud (NHS) del país al diario británico The Guardian. Se trata del fármaco producido por el laboratorio estadounidense Pfizer y la empresa alemana BioNTech, cuya aprobación se espera para unos días antes de esa fecha.
En un primer momento, tan solo el personal del Sistema Nacional de Salud será inmunizado, concretamente durante la semana del 7 de diciembre, mientras que los mayores de 80 años y los usuarios y trabajadores de residencias de ancianos deberán esperar, a pesar de que el Gobierno inglés los considera grupos prioritarios. Ante este reparto, se han alzado algunas voces del sector que han advertido de que esta distribución puede ser vista como «una traición».
Si bien las autoridades del país han reiterado en varias ocasiones que sanitarios, personal y residentes de centros de mayores y ancianos de más de 80 años constituyen los grupos preferentes, las características de la vacuna de Pfizer parecen haber obligado a un replanteamiento del reparto. Así, los grandes problemas técnicos que genera el fármaco del laboratorio estadounidense dificulta que pueda llegar a parte de esta población.
Los líderes del NHS estiman que si la vacuna es transportada en más de cuatro ocasiones corre el riesgo de volverse inestable y dejar de ser efectiva. El hecho de que una vez que llegue al país ya habrá sido trasladada dos veces (desde la planta de producción en Bélgica a los almacenes en Gran Bretaña y de ahí a los hospitales) es lo que ha motivado este cambio en la distribución.
Sin embargo, la llegada de la vacuna a los hospitales el 7 de diciembre depende de la aprobación del fármaco por parte de la Agencia Reguladora de Medicamentos y Productos Sanitarios (MHRA, por sus siglas en inglés) británica. Actualmente, hace ya más de una semana que este organismo está estudiando el compuesto y el secretario de Salud, Matt Hancock, confía en que el visto bueno llegue la próxima semana.
Tal es el convencimiento de que se cumplirán los plazos que el NHS ha urgido desde hace un tiempo al personal sanitario para que se inmunice contra la gripe, para poder vacunarse después contra el coronavirus, puesto que deben transcurrir varias semanas entre la administración de ambos fármacos.
En cuanto a la vacunación de los otros grupos prioritarios, las autoridades sanitarias inglesas apuntan que deberán esperar, pues se llevará a cabo con el compuesto de Oxford y AstraZeneca, que en los últimos días ha valorado la posibilidad de realizar un último ensayo clínico por algunas dudas surgidas en torno al compuesto.