85 años, se encontraba viviendo con su hija para recuperarse tras dos operaciones de rodilla y ahora no puede volver a su casa de toda la vida. Llevaba 65 años viviendo de alquiler en su domicilio de Trapagaran en Vizcaya, hasta que una familia de okupas entró por la fuerza en su casa y se ha quedado a vivir allí.
Según informa el diario ‘Deia’, el pasado 27 de junio a las 22:30 la familia de Jesús recibió un aviso por parte de la empresa que había instalado una alarma en su casa, alertando de una intrusión en el domicilio. Sin embargo, todo parecía indicar que se trataba de un animal ya que el personal que visitó el lugar no vio nada extraño. Al cabo de una hora después, la propia empresa registró otro aviso, pero esta vez de que se había producido la manipulación del sistema de alarma del domicilio, lo que descartaba el carácter fortuito de la anterior intrusión.
No fue hasta el lunes 28 de junio cuando la familia supo de la okupación ilegal de su finca, después de que la hija de Jesús hubiera recibido avisos de algunos de los vecinos de la zona: «De la noche a la mañana me llama la vecina y dice hay gente en mi casa».
Los vecinos del entorno están asustados y se quejan de la falta de civismo de los okupas, especialmente, por el ruido que realizan de madrugada. Afirman que están enrareciendo el ambiente: «No estamos tranquilos porque puede pasar cualquier cosa».
Los okupas dicen tener un contrato de alquiler y por ahora no pueden echarlos de la vivienda, ya que el proceso judicial es lento. Además, toda la documentación que necesita la familia para reclamar la casa está precisamente en el domicilio, así que lo único que les queda es esperar.
No es el primer caso de okupas en la zona
Los vecinos de la localidad de Trapagarán (Vizcaya) ya denunciaron en 2019 la situación que viven con los okupas. Para poder echarlos de sus edificios, llamaron a la movilización de los vecinos de la zona y consiguieron echar a una familia de uno de los pisos, pero posteriormente irrumpieron en el piso de arriba.
Después de casi ocho meses, dos hermanas de este vecindario pudieron regresar a su hogar, aunque se habían producido desperfectos en el domicilio y faltaban algunos objetos de valor. Los vecinos están preocupados ante futuras okupaciones.