Quién le iba a decir a los a menudo denominados padres del cine, los hermanos Lumière, que más de un siglo después sus revolucionarios metrajes iban a poder disfrutarse en la más alta definición con un resultado también notable y verdaderamente sorprendente.
Lejos de aquel 1896 en que por primera vez Auguste y Louis proyectaban para el auténtico asombro de todos el documental ‘L’arrivée d’un train à La Ciotat’ (‘La llegada del tren’) hoy los gigantescos avances de la técnica y la inteligencia artificial permiten que sus imágenes sean tratadas hasta lucir casi como una grabación contemporánea.
Con una resolución 4K y a 60 fotogramas por segundo, la fluidez y la nitidez de la imagen, tratada también con técnicas de coloreado que se sirven del perfeccionamiento de los algoritmos, proporciona una nueva sensación de inmersión y realismo.
Pese a la corta duración de las escena, que muestra en su cotidianidad a un grupo de niños descalzos junto a una playa mientras juegan con sus palas a sacar la arena, al tiempo en que varios adultos los observan mientras una familia, en un carruaje tirado por un burro, pasa también por el lugar, las imágenes, con su lograda transformación, consiguen ser atrapantes. Mucho más nítidas, con un logrado suavizado y sin el ruido propio de los metrajes de la época, el resultado da cuenta de las capacidades de la técnica para rescatar, con un aspecto renovado, obras que marcaron para siempre la historia del cine.
Inventores del cinematógrafo
Nacidos en Besançon, los hermanos Lumière ofrecieron, el 22 de marzo de 1985, el primer pase privado de su cinematógrafo, el invento con el que acabaron por dar origen a la que sería la moderna industria del séptimo arte.
En su primera demostración, Auguste y Louis proyectaron ‘La Sortie de l’Usine Lumière à Lyon’ (‘La salida de la fábrica’), una grabación de apenas 46 segundos de duración, pero que supuso una verdadera revolución nunca antes vista. Considerada por muchos como la primera película de la historia, en ella se muestra el fin de la jornada de trabajo de un grupo de obreros a su salida de la fábrica de aparatos fotográficos que ambos tenían en Lyon.