Manifestantes de centro y de derecha copan Cibeles en una concentración en contra del Gobierno de España

manifestacion madrid
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El famoso Resistiré del Dúo Dinámico arropaba Cibeles y sus calles colindantes, llenas de manifestantes estusiasmados por el encuentro, abrigados por banderas de España, de los grupos políticos de centro y centroderecha e, incluso, la Cruz de Borgoña de los Tercios.

Los cánticos de libertad hacían un eco ensordecedor, que se veían opacados por los altavoces que rodeaban la plaza, creando un zumbido que podía ser molesto en algunas ocasiones. Aún así, los manifestantes mantenían su «marcha», con bailes y ondeando sus banderas con intensidad.

El discurso contra Sánchez cada vez se hacía más presente, sobre todo tras la llegada de Cayetana Álvarez de Toledo y de Inés Arrimadas, generando un núcleo de personas en torno a ellas, que parecía ajeno a la concentración.

No obstante, las banderas no eran lo único que sobrevolaba los alrededores de la Diosa Cibeles. Los asistentes enarbolaban llamativas pancartas, que se hacían cada vez más presentes, acusando al presidente del Gobierno de traidor, mentiroso y caracterizándolo como Pinocho.

Un discurso embravecido

A los pies del Palacio de Cibeles, los políticos comenzaban a reunirse, cerca del escenario donde se haría el discurso, los gritos de «traidor» y de «asesino» cada vez eran más fuertes y más seguidos por el resto del público.

Júlia Calvet, presidenta de  S’ha Acabat!, destacó, como portavoz del alegato, que esta concentración era el resultado de unir a personas diferentes, pero con objetivos comunes, aunque perdía intensidad por las constantes pausas.

Dichas pausas eran realizadas por los propios manifestantes que, cada vez que escuchaban las palabras «Sánchez», «Presidente del Gobierno», «ETA», «malversación» o «sedición» generaban dos o tres minutos de gritos, insultos y pitidos, en repulsa a las decisiones del gobierno.

Sin embargo, la interrupción más larga se llevó a cabo tras la mención de la reforma del Código Penal para beneficiar a los socios de gobierno y la salida de ETA por «la puerta de atrás», generando un cántico de casi tres minutos gritando «Gobierno, dimisión».