El personal que lucha en primera línea contra el covid asegura que la carga de trabajo aumenta a pesar de no estar saturados los hospitales

Médicos, enfermeras, todo el personal sanitario… coinciden en que la situación provocada por la pandemia del covid-19 se está complicando mucho y que tenemos por delante momentos muy duros. Coinciden en pedir a los ciudadanos que cumplan las medidas establecidas, alertan de que a pesar de no registrarse saturación en los hospitales la situación empieza a ser peor por la virulencia de esta segunda oleada. Y reclaman más medios materiales (y humanos) para no sufrir los duros embates de la primera ola. También reconocen que los ciudadanos ya se acostumbraron a esta nueva anormalidad en sus relaciones con el personal sanitario: el 80% de las consultas en los centros de salud se realizan de forma telemática. Un alivio ante esta situación.“Cando nun mes nos quedemos sen guantes de nitrilo, falamos” 

Puri Malvárez, natural de Muxía, es enfermera en el Hospital Virxe da Xunqueira de Cee y ya nos atendió durante la primera ola de la pandemia. Cuando, confinados, la gente les aplaudía a las ocho de la tarde. En la actualidad reconoce que “o número de casos de pacientes con covid na Costa da Morte é moito maior, polo que aínda sin estar saturado a día de hoxe o hospital sí que se nota que a carga de traballo aumentou de maneira considerable”.

Es noviembre, y el coronavirus se suma a los “cadros gripales e insuficiencias respiratorias típicos desta tempada”. Además “a clínica da nova enfermidade é tan variada que obliga a aislar pacientes que, noutras situacións non o estarían, o que aumenta a carga asistencial”. No se olvida de las demás patologías que necesitan asistencia hospitalaria y que “na primeira onda non acudían aos centros sanitarios por medo, e agora si o están a facer”.

Puri Malvárez insiste en que “o mundo non parou pola covid e o resto das enfermidades seguen existindo”. Frente al pasado, “no noso caso, e a día de hoxe, non sufrimos falta de recursos materiais, aínda que é certo que intentamos facer un uso moi responsable deles, ó non saber canto tempo imos a estar así”. Apunta que “pode ser que algúns deles comecen a desabastecerse nun futuro non moi lonxano”. “Dentro dun mes cando quedemos definitivamente sin guantes de nitrilo, falamos”, nos indica.

“Para nós non está sendo doado, na primeira fase era algo que nos veu de repente, que nos xeneraba angustia e ansiedade, pero que tampouco nos deu moito tempo para asimilar”, confiesa.

Ahora “é distinto, levamos meses traballando con este tipo de pacientes, vemos a sintomatoloxía, que hai persoas que pasan prácticamente asintomáticas, pero tamén aquelas que están graves, que morren, e as secuelas que perduran no tempo”. Personalmente lo lleva peor, pues “hai mais casos, vemos o que pode facer o virus” y lo mucho que queda aún por conocer. “É a incertidume de traballar con algo que descoñecemos e ó que non lle vemos un fin ou solución”, apunta.

Le pide “precaución” a la población, consciente de que una mayoría es responsable, pero insta “a non baixar a garda”. Y les pide que recuerden que a la par de personal sanitario “tamén somos persoas, e podemos contaxiarnos tanto no traballo, como facendo a compra”, pidiendo que si sucede no es por no cumplir las normas. “Pediría que non se nos culpabilice”, dice.

A la Administración le recuerda lo que ya pidió en nuestras páginas hace 6 meses: “Que non olviden o que está a pasar e que lles sirva para aprender dos erros”. Porque si importante en un sistema sanitario son los edificios, vital es un personal al que se debe cuidar. SANTI RIVEIRO“Xa se toman medidas para evitar o colapso ante o aumento dos casos” 

Vigo. La dureza de la segunda ola de la pandemia del coronavirus se está notando en el Servicio de Urgencias del Hospital Álvaro Cunqueiro (Vigo). Raquel Bazarra, médica del citado centro, comenta que esta misma semana “rexistráronse máis de 2.400 casos activos na área de Vigo, unha porcentaxe que non é desdeñable; algúns son susceptibles de poñerse malos e poden necesitar atención médica, e deles, unha parte terá que ingresar na UCI”.

Esta situación genera ansiedad en los facultativos, ya que “pensas que en algún momento poidas estar sobrecargado e que a dimensión do servizo non dea abasto”, explica la doctora, quien narra el estrés que supone trabajar en la zona de los pacientes con síntomas. “A maior parte dos enfermos teñen que ser valorados sospeitando que poden ter covid, e é latoso ter que vestirse, traballar con distancias, ter que ser extremadamente prudente na asepsia, nos cambios de luvas e EPIS… E iso durante todo o día, e agora con máis carga de traballo”, afirma al respecto.

Raquel Bazarra reconoce la dureza de la ausencia familiar durante el ingreso hospitalario. Cuenta que muchas veces en la zona “de risco” los pacientes “están sós e quizáis asustados, e temos que intentar darlles confianza e serenidade”, cuando el virus está acabando con la vida de miles de personas.

Lo más duro es empezar sabiendo poco o nada sobre este mal y no ver el final de la enfermedad. La médica del Álvaro Cunqueiro asegura que “vimos como se pasou en comunidades como Madrid, e ter ese coñecemento da primeira ola e ver que os números se disparan… Daquela píllache desprevido e é un batacazo brutal, pero agora o que vemos é que os números van en aumento e xa se están a tomar medidas para evitar o colapso”. “En Galicia en outubro xa se superou a cifra exacta de positivos que houbo na primeira ola”, añadió.

A pesar de que las restricciones son necesarias, Bazarra lamenta que a los sanitarios “non nos axuda a levalo con alegría o feito de que non poidamos estar coas nosas familias nin saír da cidade”, y todo ello por segunda vez. S.R. “No hacía falta una bola de cristal para prever esta ola, que es peor” 

Santiago. Cuando se le pregunta a Rosa González si hay motivos para preocuparse por esta segunda ola del covid-19, la portavoz del Personal de Enfermería y Celadores de la UCI del Complejo Hospitalario Universitario de Santiago no duda en decir que “sí”. Argumenta que “no hacía falta una bola de cristal para prever que la oleada de ahora, que es peor, llegaría tarde o temprano”.

Entre los motivos para preocuparse que esgrime destaca que la Unidad de Cuidados Intensivos del CHUS “continúa con unos infraestructuras obsoletas y arcaicas a pesar de que al finalizar la primera ola conseguimos que la gerencia firmase un acuerdo en el que se comprometía a hacer obras en la UCI para adecuar las instalaciones a los tiempos en los que vivimos, por el bien del paciente, por su dignidad e integridad, y también por la seguridad de los trabajadores”.

En declaraciones a la Cadena Ser, Rosa González censuró que “finalmente las obras no se llevaron a cabo”, y añade que “no contamos con vestuarios ni duchas, muy necesarios para el personal, que afronta jornadas muy duras de trabajo… Sudamos la gota gorda, que cae sobre las gráficas, con los trajes EPI, que están ya desgastados y las gomas de las gafas ya cedidas, con restricción de mascarillas…”. La portavoz de esta unidad del CHUS reitera que “para esta segunda ola no se ha preparado al personal ni se han echo las obras necesarias”. En cuanto a la necesidad de más profesionales, Rosa se hace una pregunta: ¿qué pasaría si hay algún positivo en covid entre las enfermeras de la UCI? “Si ahora están anulando vacaciones y permisos a enfermeras para que no falte personal en previsión de lo que pueda pasar, imagínate si parte de la plantilla cae; si una da positivo y tenemos que estar varias en cuarentena”, cuestiona Rosa.

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