Los productores de aceite de oliva estiman que producirán un 50% menos este año por lo que podría haber escases

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La sequía y las altas temperaturas van a afectar a la producción de aceite de oliva, que será más escasa. Se estima que podrían reducir la producción de aceite a la mitad. Los agricultores aseguran que prevén producir hasta un 40% menos que los últimos 15 años.

Otro problema es que, aunque llueva, los campos están tan secos que el agua no penetra. Es por ello que, en muchos campos de girasoles, los agricultores se encuentran estas flores pequeñas y sin pipas, como están los girasoles de Iván con la sequía. Ellos esperaban incluso tener más beneficios que otros años, pero sin embargo ha sido lo contrario. Las cosechas se han perdido porque el árbol seca la oliva y la tira de sus ramas, para así poder conservar su propia vida.

A los ganaderos también les afecta está situación de sequía. En Los Pedroches, Córdoba, están permitiendo a los ganaderos coger agua de sus pantanos para poder dar de beber a sus animales. Otra opción que se les ofrece es transportar una cuba de agua, que son doscientos euros al día para los agricultores, y no les compensa.

La sequía azota a España

La sequía amenaza a Europa y especialmente a España, que será uno de los países que más problemas tendrá por la falta de agua. Un informe asegura que nuestro país es uno de los que más riesgo corre ante la sequía. Pronostican que el 75% del territorio está en riesgo de desertificación y que en el año 2050, 3 cuartas partes de la población estarían en riesgo de falta de agua.

De hecho, algunos veraneantes de Fontún, León, han abandonado el pueblo a causa de la sequía. Los embalses secos y los ríos agrietados son las principales consecuencias de una sequía histórica que podría ser la peor en 500 años. Además, el Observatorio Europeo de la Sequía ha confirmado que el 64% del territorio se encuentra afectado ahora mismo por la falta de agua. El caudal del río Rin, la vía fluvial más utilizada de la Unión Europea, se encuentra en niveles extremadamente bajos. Esto está obstaculizando una de las rutas comerciales más importantes de Europa: «Actualmente hay una profundidad de metro y medio, para los barcos es muy poca», reconocen los expertos.