Los pacientes con cáncer que hacen actividad física tienen mejor pronóstico

actividad física
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Los pacientes con cáncer que hacen actividad física tienen mejor pronóstico, es decir, que el deporte tiene un efecto beneficioso sobre la evolución de la enfermedad, apreciable tanto en pacientes con metástasis como en pacientes operados con enfermedad curable.

Así lo han puesto de manifiesto diversos expertos en oncología que han participado en los ‘Diálogos Efe Salud: Oncología de Precisión e Inmunoterapia’, durante el cual han asegurado que el nivel de actividad física puede incluso ser más importante que la dieta para la evolución del paciente.

Durante el encuentro, organizado en el Ateneo de Valencia con la colaboración de Quirónsalud, el coordinador de la Unidad de Mama del Servicio Integral de Oncología Quirónsalud Valencia, Antonio Llombart Cussac, ha manifestado que este factor en los estilos de vida “tiene mucho más impacto que otros”, incluso que la alimentación, “de la que tanto se habla en foros de internet que invitan a seguir dietas milagrosas con las que parece que uno se va a curar de todo”.

En este sentido, el también coordinador del grupo de investigación de cáncer de mama IRB-Lleida, ha explicado que la importancia del deporte contra el cáncer “tiene en parte una base inmunológica, pero también metabólica”.

Asimismo, ha incidido en que el nivel de actividad física necesario para generar esa “barrera” contra la enfermedad oncológica “es relativamente fácil de alcanzar», porque son tres horas metabólicas de ejercicio físico a la semana, «el equivalente de andar tres horas a la semana a paso rápido durante, por lo menos, cuarenta minutos seguidos, no basta con ir a tomar un café».

En el caso de la quimioterapia complementaria, que se suele aplicar durante un periodo de entre 3 y 6 meses después de extirpar un tumor del que ya no quedan evidencias, se ha observado que tres horas de ejercicio metabólico a la semana puede provocar, aunque solo en algunos casos concretos, el mismo efecto beneficioso.

Los estudios epidemiológicos en pacientes con distintos tumores indican que el efecto protector de la actividad física es de una magnitud similar al conseguido con algunas terapias complementarias como son la quimioterapia o las terapias hormonales. 

Sin embargo, como señala el doctor Llombart, “el mayor beneficio se consigue combinando las terapias medicas más adecuadas con una vida saludable centrada en la actividad física y la alimentación adecuada».

Por su parte, el especialista en Oncología de la Plataforma de Oncología de Quirónsalud Torrevieja y uno de los mayores expertos de España en la técnica del transcriptoma, Manuel Sureda, ha asegurado que “ya se ha demostrado que los pacientes con cáncer que hacen actividad física tienen mejor pronóstico”.

“A medida que hemos ido progresando en el conocimiento sobre el cáncer hemos visto que la relevancia de la actividad física diaria es absoluta”, ha destacado Sureda. 

Si bien los expertos han coincidido en señalar que no se tiene muy claro cómo actúa el deporte, Sureda ha considerado que la actividad física es el hábito que tiene una relación causa-efecto más visible con la mejora de los pronósticos en pacientes que sufren esta enfermedad.

Aunque por ahora se desconoce parte de la justificación biológica de este fenómeno, sabemos que hay una «mejora en la respuesta inmunológica relacionada con la actividad física», ha incidido Llombart.

Por otra parte, la profesora de Ciencias Biomédicas del CEU y directora técnica de la Sala Blanca de Terapias Avanzadas de la Plataforma de Oncología del Hospital Quirónsalud de Torrevieja, Vanesa Escudero, ha destacado el uso de la monitorización farmacoterapéutica como una herramienta dentro de la medicina de precisión que consigue ajustar el tratamiento de forma personalizada para obtener mayor eficacia con menor toxicidad asociada​. 

También ha resaltado la elaboración de vacunas contra el cáncer en un entorno estéril en la Sala Blanca, donde se obtienen vacunas con células dendríticas obtenidas a partir de la sangre del paciente y es una estrategia terapéutica segura, bien tolerada y que no genera respuesta autoinmune.

A partir de la sangre del paciente se seleccionan células que, tras un procesado, se orienta su capacidad de respuesta frente a un tipo de tumor determinado y posteriormente se vuelven a refundir al paciente.