Mientras más grande sea el cerebro, más lento es el desarrollo de las habilidades motoras. El caso es el mismo tanto en los seres humanos como en los simios.
Un grupo de biólogos de la Universidad de Zurich llegó a esa conclusión, tras realizar evaluaciones sobre 30 diferentes especies de primates a lo largo de siete años.
Las especies de grandes simios, incluyendo el homo sapiens, cuentan con grandes cerebros. La destreza a desarrollar es más alta que el común, pero tardan más en hacerlo.
Por el contrario, los primates más pequeños conquistan todo su potencial dominando objetos más rápido. No obstante, no pueden llegar más lejos, como los primates más sofisticados.
Existe un patrón común entre los seres humanos y otros primates. Las destrezas motoras para manipular alimentos y herramientas se desarrollan en distintas etapas, todas similares entre especies.
La investigación suiza sobre los humanos y el resto de los primates
Sandra Heldstab es una bióloga evolutiva del Departamento de Antropología de la Universidad de Zurich. Conversó con el Daily Mail sobre el tema.
“No es casualidad que los humanos seamos tan buenos usando nuestras manos y nuestras herramientas. Nuestros grandes cerebros lo hicieron posible”, recalcó la doctora.
“Nuestros resultados muestran que el desarrollo neuronal sigue patrones extremadamente rígidos, incluso en especies de primates que difieren mucho en otros aspectos”, afirmó.
Los bebés humanos tardan, por lo general, cinco meses antes de poder agarrar un objeto con toda intención. Para aprender habilidades más complicadas, como comer con cuchillo y tenedor, deben pasar de cinco a seis años.
Para esa época otras especies de primates se encuentran en el pico de su desarrollo. Este es el punto estudiado por los investigadores suizos.
La doctora Heldstab y su equipo observaron 36 especies diferentes de primates por más de siete años. Estudiaron 128 animales jóvenes en 13 zoológicos europeos desde su nacimiento hasta la edad adulta, cuando lograron sus máximas destrezas.
Todas las especies pequeñas, incluyendo los monos bonobos y ardillas, aprendieron sus respectivas habilidades manuales exactamente en el mismo orden.
Los suizos determinaron que la edad a la que cada especie adquirió competencia en manipulación de alimentos está correlacionada con su tamaño cerebral adulto.
Algunas especies no desarrollaron las habilidades más avanzadas, pero otras que tardaron más en convertirse en adultos funcionales sí lo hicieron.